El cáncer de mama constituye el tipo de tumor más frecuente entre las mujeres occidentales, de las que lo padecerá una de cada ocho y unos 25.000 nuevos casos diagnosticados a nivel nacional cada año, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer. En Canarias en concreto fueron 1.383 los diagnósticos en 2018, convirtiéndose en la comunidad autónoma con el índice más elevado. No obstante, su pronóstico es muy bueno si se detecta a tiempo, por lo que el diagnóstico precoz es fundamental.
En concreto, «en los estadios iniciales, en los que el tumor es pequeño, está localizado y no existe metástasis la tasa de curación es prácticamente total», explica el doctor Domingo Molina González, especialista en Ginecología y Obstetricia de Hospital Perpetuo Socorro. Pero para poder iniciar en tal estadio el tratamiento es preciso haberlo diagnosticado precozmente. Y es que la detección precoz constituye un auténtico seguro de vida ante esta enfermedad.
Y para asegurarse nada mejor, en primer lugar, que autoexplorarse de forma periódica para alertar ante alguna anomalía como un bulto o nódulo en el pecho o la axila; dolor o cambio de tamaño o en la piel; irregularidades en el contorno; menor movilidad al levantar los brazos; secreciones en el pezón o algún cambio como el hundimiento de mismo pueden ser llamadas de atención ante las que se debe acudir al ginecólogo sin dilación. Cansancio o dolor óseo localizado son otros síntomas que pueden aparecer en fases más avanzadas de la enfermedad indicando su existencia.
No obstante hay que tomar estas circunstancias con tranquilidad. No todos los tumores son cancerígenos. Es muy frecuente que si existe un tumor maligno no se aprecie al palparlo, y la mayoría de nódulos suelen ser benignos, como fibromas o quistes. No siempre todas las tumoraciones que encontramos en la mama son cáncer de mama.
Aparezcan o no estas señales que sólo alertan de la urgencia de acudir al especialista, lo cierto es que la visita al ginecólogo debe realizarse de forma anual. «La autoexploración mamaria no puede reemplazar a los exámenes clínicos, ni siquiera las realizadas por un profesional, al igual que las pruebas de cribado, puesto que es posible que no exista ningún síntoma pero sí el tumor», puntualiza el doctor Domingo Molina.
Y para ello está indicada la realización de una mamografía anual a partir de los 40 años, cuando comienza el período de mayor prevalencia de la enfermedad, que se dispara entre los 50 y 74 años con un 77% de los casos. Antes de los 40 dependerá de los antecedentes, factores de riesgo, o exploración que se opte por ecografía solo o eco y mamografía si fuera preciso.
«La mamografía es la técnica de detección con mayor certeza para obtener el diagnóstico preciso. En Hospital Perpetuo Socorro nuestros radiólogos utilizan el mamógrafo de tomosíntesis en tres dimensiones de la empresa Hologic©, que otorga unos excelentes resultados. De hecho cuenta con un mayor nivel de nitidez, precisión y definición, lo que permite un aumento en las tasas de diagnóstico de un 40% respecto a otros tipos de mamografía digital ya que con esta herramienta se distinguen con mayor facilidad lesiones potencialmente malignas», resalta el ginecólogo.
Una herramienta especialmente interesante por su mayor potencial diagnóstico ante pacientes que generen mayores dudas en el diagnóstico, como las mujeres que presentan unas mamas muy densas (en estos casos es recomendable asimismo la realización adicional de una ecografía, que deberá repetirse cada seis meses, ya que la mamografía no hay que ejecutarla más de una vez al año) y en algunos casos específicos que requieren de mayor atención, incluso sin haber alcanzado los 40 años. Entre los mismos se encuentran las personas que cuenten con antecedentes familiares en primer o segundo grado en la línea materna que lo hayan padecido o en las que resulte hereditario por mutaciones genéticas u hormonas endógenas. También aumenta el riesgo si se tiene la regla antes de los 12 y la menopausia se produce pasados los 55 años.
Si la mamografía detecta alguna anomalía o no es del todo clara es momento de complementar con una ecografía e incluso una resonancia nuclear magnética. Una biopsia es la fórmula definitiva para determinar la malignidad del tumor, para lo que hay que realizar una punción y posteriormente estudiar ese tejido. Esta prueba, en contra de lo que algunas personas aún piensan, no hace posible la extensión del tumor.
Y si el diagnóstico es positivo hay que recordar que, en caso de haber acudido puntualmente al ginecólogo y realizado las pruebas correspondientes según sus indicaciones, la detección precoz está prácticamente asegurada. Y con ello, las posibilidades de recuperación alcanzan casi el cien por cien con el tratamiento correspondiente.
Para ello se estudian las características personales y del tumor que presenta cada paciente pero en general, los tratamientos más frecuentes son la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la hormonoterapia. La intervención quirúrgica constituye la primera opción en estadios localizados y la cantidad de mama a extraer dependerá del tamaño y localización del tumor, pudiendo ser una intervención leve o ser precisa la extracción de la totalidad del pecho, concluye el especialista en Ginecología y Obstetricia de HPS.