Cada día, más de un millón de personas contraen una enfermedad de transmisión sexual (ETS), según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de patologías que se contagian de una persona a otra por medio de relaciones sexuales.
Más de 30 virus, bacterias y parásitos son las responsables, entre las que destacan las causantes de ocho enfermedades, de las que origen bacteriano son sífilis, gonorrea, clamidiasis y tricomoniasis son actualmente curables con antibióticos. Mientras, hepatitis B, virus del herpes simple (HSV), VIH y virus del papiloma humano (VPH) no cuentan aún con cura definitiva pero sí existen algunas vacunas preventivas, como para el VPH, tratamientos sintomáticos y para retrasar su evolución, explica el doctor Domingo Molina, especialista en Ginecología y Obstetricia de HPS, con motivo del Día Europeo de la Salud Sexual. Su riesgo no es baladí, ya que pueden provocar graves consecuencias, como la esterilidad, transmisión de infecciones de la madre al niño e incluso la muerte si no se tratan a tiempo y de forma adecuada. Por ejemplo, la clamidiasis y gonorrea pueden ocasionar enfermedad inflamatoria pélvica, que afecta al útero, trompas y ovarios y dar lugar a peritonitis, infertilidad, dolor crónico o embarazos ectópico, entre otras.
El virus del papiloma humano es responsable de condilomas, cáncer de cérvix, vulva, vagina, ano, garganta; la sífilis es posible que produzca afectación neurológica y/o fetal; y el VIH, infecciones graves, cáncer, muerte. Precisamente, el herpes genital y la sífilis son capaces de incrementar el riesgo de contraer el VIH. Sin embargo, y pese a tales riesgos, lo cierto es que se experimenta un repunte en el número de casos de estas patologías, especialmente en el caso de la gonorrea, el herpes genital y la sífilis. Resulta especialmente llamativa esta última enfermedad, que estaba prácticamente desaparecida y de la que vuelven a presentarse casos, pudiendo llegarse a la demencia de alcanzar fases avanzadas.
Por su parte, la bacteria de la gonorrea cada vez presenta una mayor resistencia a los antibióticos, dificultando el tratamiento. Respecto a los síntomas, las diferentes enfermedades de transmisión sexual cuentan con algunas señales específicas y otras comunes entre ellas. Las más frecuentes las constituyen la supuración genital, sensación de ardor o escozor al orinar, dolor, úlceras, llagas y ampollas, verrugas genitales o mal olor en flujo. No obstante, en muchas ocasiones no dan síntomas evidentes y pueden pasar desapercibidas. Por ello, ante una relación de riesgo o síntomas sospechosos, es aconsejable consultar con un ginecólogo para que, a través de un examen médico y unas pruebas de laboratorio, descarte o confirme estas patologías y pueda comenzar el tratamiento lo antes posible, si fuera preciso.
De hecho, las ETS se encuentran entre las cinco principales causas de búsqueda de atención médica en la edad adulta. En cualquier caso, las revisiones ginecológicas deben ser periódicas para todas las mujeres, pero sobre todo en adolescentes sexualmente activas, ya que el 25% de todas las enfermedades de transmisión sexual se dan en la adolescencia. «No obstante, y atendiendo solo al aspecto médico, si no hay síntomas es conveniente realizarse una revisión como mínimo una vez al año. Determinadas conductas como son la actividad sexual a temprana edad, multiplicidad de parejas sexuales y relaciones sexuales sin protección aumentan las posibilidades de contraer una ETS. En estos casos o ante síntomas, dudosos o evidentes, de patologías de este tipo, se deben acortar los períodos entre revisiones», asegura el doctor Molina.
Ante todo hay que mejorar la prevención con una correcta educación sexual que muestre los principales riesgos y las prácticas más seguras para evitar contagios, especialmente en épocas de mayor desinhibición como el Carnaval, además de reconocer los principales síntomas de alarma para acudir a consulta ante cualquier sospecha para que el sexo únicamente aporte mucha diversión y beneficios para la salud.
Vacunación y método de barrera
■ Vacunación
Se trata de una importante fórmula preventiva frente al virus del papiloma humano y la hepatitis B, con la que se estima que se han evitado unos 1,3 millones de defunciones por hepatopatía crónica y cáncer, según datos de la OMS. Asimismo, se encuentra bastante avanzada la investigación de cara al desarrollo de vacunas contra el herpes y el VIH mientras se inicia el camino en el caso de la clamidiasis, la gonorrea y la tricomoniasis.
■ Métodos de barrera
Las únicas fórmulas que permiten evitar las ETS practicando el sexo son los preservativos, tanto femeninos como masculinos. Cualquier otro método puede evitar un embarazo pero nunca una enfermedad de transmisión sexual. Asimismo, es importante saber que el contacto genital o anal no son las dos únicas formas de contagio. El sexo oral también puede provocar su aparición.
■ Monogamia
Cuando se cuenta con una pareja estable que sea la única pareja sexual es posible plantear el abandono de los métodos de barrera. Pero para ello es preciso acudir antes a consulta y realizarse unas pruebas previas que garanticen que no exista infección y en el momento adecuado. Por ejemplo, el VIH sólo se detecta de tres a seis meses después de una relación de riesgo. Y hay tener siempre en cuenta que realizarse las pruebas y pedir que se las realice la nueva pareja no supone desconfiar de su palabra, ya que muchas personas pueden ser portadoras de una infección sin saberlo. Vacunación y método de barrera Experto. El especialista en Ginecología y Obstetricia de HPS.