— ¿Es relevante la relación entre tabaco y daño cardiaco?
— Efectivamente como revelan las cifras. Porcentualmente, un 23% de la población española es fumadora, con un 27% de incidencia en la población masculina y un 18% en la femenina. En términos absolutos el tabaco provoca a nivel nacional 56.000 muertos al año aproximadamente. De esta cifra, unos 24.000 fallecimientos se deben al desarrollo de algún tipo de cáncer, del que 16.500 se deben al cáncer de pulmón. Unas 10.000 son producto de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otras 18.000 tienen su origen en enfermedades cardiovasculares, entre las que destacan 6.000 infartos y 4.000 ictus con desenlace fatal. En todo el mundo existen 1.000 millones fumadores, entre los que se producen siete millones de muertes directas al año por el tabaco, de las cuales 890.000 son fumadores pasivos. Por ello se considera sin duda una auténtica epidemia.
— ¿Qué enfermedades cardiovasculares produce el tabaco?
— Las enfermedades cardiovasculares más frecuentes son en primer lugar las cardiopatías isquémicas, en las que el infarto y la angina de pecho son las principales afecciones. En segundo lugar se encuentran los accidentes cerebrovasculares, es decir, los ictus), seguidos de las arteriopatías periféricas, como se conoce a la afectación de las arterias de las piernas con el resultado de claudicación intermitente cuyo principal síntoma es el dolor al caminar. El cuarto puesto lo ocupan los aneurismas de aorta.
— ¿La cantidad determina por sí sola el riesgo?
— Una persona que fume 20 cigarrillos multiplica por cuatro la posibilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular. Quien fume entre uno y tres cigarrillos diarios multiplica por 1,5, lo que significa que tiene un 40% de riesgo más que una persona que no fume. El fumador pasivo tiene entre un 25 y un 30% más de riesgo que quien no inhala el humo del cigarro. También existen otras formas de fumar que son nocivas para la salud cardiovascular como sistemas electrónicos de administración de nicotina y el sistema de consumo de nicotina sin que se queme es también desaconsejable.
— ¿Qué beneficios tiene su abandono?
— Tiene múltiples beneficios desde el mismo momento que se deja de fumar. En días ya disminuye la frecuencia cardiaca y la tensión arterial además de normalizarse las concentraciones de monóxido de carbono. En semanas ya se ha mejorado la circulación sanguínea y en meses se ha favorecido la respiración y se ha reducido de forma importante la tos. Al cabo de un año disminuye un 50% el riesgo de infarto y tras el paso de un lustro se reduce un 50% el riesgo global de muerte. A los diez años el peligro de sufrir un accidente cerebrovascular es el mismo que de no haber fumado nunca y a los quince años el peligro de padecer un infarto se sitúa también al nivel de alguien que no ha fumado nunca.
— ¿Cómo puede lucharse contra el tabaco?
— La Organización Mundial de la Salud ha dictado seis medidas MPower que consisten en vigilar el consumo, proteger a la población del humo, ofrecer asistencia a las personas que quieran dejar de fumar, advertir de los peligros del tabaco, hacer cumplir las prohibiciones sobre la publicidad, promoción o patrocinio del tabaco y aumentar los impuestos.