Pese a que en general las mujeres suelen ser las principales cuidadoras en el ámbito familiar, lo cierto es que no es tan habitual que se preocupen de la misma forma por su propia salud. En el ámbito ginecológico se estima que casi el 80% de las féminas se someten a una revisión únicamente de vez en cuando mientras más del 20% no acude a consulta periódicamente o no lo hace nunca, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) de 2015.
Unas revisiones de gran importancia ante múltiples enfermedades específicas del sexo femenino que tienen mucho mejor pronóstico con una detección precoz y para garantizar una correcta salud ginecológica durante todas las etapas de su vida. Por ejemplo, se estima que entre el 12 y el 20% de las mujeres padecerá alguna enfermedad de transmisión sexual a lo largo de su vida, siendo las más habituales la clamidia y el virus del papiloma humano, que puede derivar en distintos tipos de tumores, destacando el cáncer de cérvix. Para evitar su aparición, lo ideal es administrar su vacuna durante la infancia (12 años), antes del inicio de las relaciones sexuales. No obstante puede administrarse en cualquier edad, haya tenido o no relaciones y haya estado en contacto con el virus o no.
«Es habitual que las mujeres tomen mayor conciencia de su salud durante la etapa reproductiva, especialmente durante el embarazo, cuando deciden ser madres pensando en sus bebés, pero lo cierto es que deberían tomar la misma conciencia de la importancia de acudir a consulta, durante toda su vida y no olvidarlas al alcanzar la menopausia. Es precisamente, este periodo, uno de los más delicados con la desaparición de hormonas que dan lugar a un mayor número de trastornos y a potenciales enfermedades, no sólo ginecológicas, sino otras que hasta ese momento eran más masculinas, como los problemas cardiológicos, ante los que se vuelven más vulnerables que los hombres, siendo por ejemplo los infartos, en estas edades, más peligrosos en las féminas», explica el doctor Domingo Molina, especialista en Ginecología y Obstetricia de Hospital Perpetuo Socorro.
La primera consulta es recomendable que se produzca antes del inicio de las relaciones sexuales y tras la aparición de la menstruación, entre los 10 y los 18 años como máximo. De esta forma podrá asimismo abordarse, en los casos que lo requieran, un asesoramiento ante las opciones anticonceptivas existentes y los riesgos del sexo sin protección, para evitar los indeseados efectos de la desinformación.
Los principales problemas que suelen consultarse en este periodo, son las alteraciones por poco o demasiado flujo menstrual, retraso en su aparición o excesiva frecuencia y duración de la menstruación, además de dolor (dismenorrea). Los trastornos mamarios, del desarrollo puberal, las tumoraciones benignas de ovarios, patologías de vulva y vagina y síntomas de hiperandrogenismo, como el exceso de vello o acné. Las enfermedades de transmisión sexual, complicaciones en el uso de anticonceptivos o el embarazo constituyen otras de las consultas.
En la época reproductiva las consultas de control ante un embarazo, los métodos anticonceptivos o una posible esterilidad son de las más habituales. Pero no se debe olvidar nunca la importancia, en este período, de los controles para una posible detección de cáncer de mama o las citologías, básicas ante otros tumores.
Y es que la detección precoz es tremendamente importante. «Un cáncer de mama detectado en su etapa inicial es curable prácticamente en el 100% de los casos. Si una persona descubre algún bulto, secreciones por el pezón o nota cambios de la piel de la mama, debe acudir a su ginecólogo. Pero los métodos de autoexploración e incluso de exploración por parte de un especialista son insuficientes. En los diferentes estudios clínicos no se han encontrado evidencias de que el autoexamen mamario ayude a reducir las cifras de muerte por cáncer de mama. La autoexploración mamaria no puede reemplazar a los exámenes clínicos por un profesional acompañado de las mamografías selectivas de detección», advierte el doctor Molina.
La menopausia es otro periodo clave para la mujer que se produce tras un año sin que se presente la menstruación. El momento de su aparición es muy variable pero suele situarse en torno a los 50 años durante un período muy variable en el que la menstruación se va volviendo cada vez más irregular. Se denomina climaterio a partir del momento que se inician sus síntomas aunque aún no se haya producido la retirada de la regla y hasta tiempo después de su desaparición.
Los trastornos más habituales que provoca son sofocos, osteoporosis, obesidad, incontinencia urinaria, falta de deseo sexual, alteraciones en el estado cognitivo, diabetes, enfermedades cardiovasculares, depresión, cáncer o artrosis. Algunos de estos síntomas no son enfermedades propias de la menopausia sino patologías que se relacionan por la falta de hormonas y la edad. Por ello se trata de una temporada en la vida de la mujer en la que el control de su salud, ya que muchos problemas que aparecen en esta etapa pueden aliviarse con el tratamiento adecuado, y el mantenimiento de hábitos saludables se tornan de mayor importancia si cabe, concluye el especialista en Ginecología y Obstetricia de HPS.