— ¿Qué es la clamidiasis?
— Se trata de una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más frecuentes, de hecho es bastante habitual, producto de una infección bacteriana común que puede afectar no sólo a mujeres sino también a hombres. Su desarrollo puede provocar complicaciones de gravedad como la enfermedad inflamatoria pélvica al no tratarse a tiempo y extenderse la infección al útero y las trompas de Falopio. Esta complicación dificulta e incluso impide la gestación u ocasiona que esta se produzca fuera del útero, lo que se conoce como embarazo ectópico, que puede llegar a ser mortal. Además, una infección por clamidia incrementa el riesgo de contagio y transmisión del VIH, virus que causa el sida.
— ¿Qué síntomas presenta?
— En la mayoría de los casos la enfermedad cursa de manera asintomática, y, en caso de aparecer, pueden surgir semanas después del contagio. Una secreción vaginal anormal, dolor durante las relaciones sexuales y la sensación de ardor al orinar son algunos de los principales signos de alarma que pueden aparecer así como dolor en el recto, secreciones y sangrado puesto que sus vías de transmisión incluyen la vía vaginal, oral o anal.
— ¿Cuándo debe consultarse con un especialista?
— Cuando se noten alguno de los síntomas citados y en general ante un dolor inusual, secreción con olor o sangrado entre períodos. Ante este tipo de enfermedades muchas mujeres suelen tardar en decidirse a consultar pero es importante que dejen de lado cualquier sentimiento de vergüenza. Todo el mundo es susceptible de sufrir una de estas patologías y en cuanto más tiempo se tarde en consultar mayores serán los daños que se produzcan y estos son irreversibles. No obstante, como suele desarrollarse sin mostrar ningún síntoma es importante no saltarse las más que recomendables revisiones ginecológicas, en las que debe hablarse abiertamente refiriendo cualquier práctica de riesgo que pudiera conllevar un contagio.
— ¿Cómo puede prevenirse?
— Los métodos de prevención, como en otras enfermedades de enfermedad sexuales oscilan desde la abstinencia sexual al uso del preservativo y las barreras de látex bucales. Hay que tener en cuenta que la bacteria se encuentra en el esperma (semen), el líquido preeyaculatorio y las secreciones vaginales, por lo que el condón debe utilizarse desde el primer momento. Si se mantiene una relación de pareja monógama es conveniente realizarse ambos una prueba de ETS antes de abandonar el uso del preservativo. Y debe tenerse en cuenta que haber padecido la enfermedad en el pasado no impide un nuevo contagio.
— ¿Cómo se trata?
— El tratamiento de la clamidiasis es muy sencillo y se basa en la prescripción de antibióticos, que deben tomarse respetando los tiempos y número de tomas dictaminados por el especialista. Si se hace de forma adecuada la infección se detiene sin dejar secuelas pero es importante detectarla lo antes posible dado los riesgos que implica. Es frecuente no obstante que la infección reaparezca, por lo que debe volver a hacerse la prueba unos tres meses después del tratamiento.