La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es actualmente la enfermedad de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial, aunque no es esta su única forma de transmisión. El virus por si mismo no es suficiente como causa principal, sino que es uno de los factores desencadenantes, porque deben existir otros elementos adicionales para la aparición del cáncer de cérvix uterino. Asimismo, está relacionado con el origen de otros tumores malignos como el del ano, la vulva, el pene y la cavidad bucofaríngea.
Aunque la mayoría de estas patologías se presentan fuera de la edad infantil, lo cierto es que la mejor forma de evitar el contagio del VPH, procedente de las mismas, es la prevención con la administración de la vacuna durante la época prepuberal, antes de que se produzcan los primeros contactos y relaciones sexuales, explica el doctor Federico Philipps Fuentes, especialista en Pediatría de Hospital Perpetuo Socorro.
Los virus del papiloma son transmitidos por vía sexual por contacto con las superficies cutáneas y mucosas de individuos previamente infectados. Esta es la vía más frecuente de contagio, pero no es de esta forma el único mecanismo de contagio, aunque éstos son menos usuales y poco conocidos. En los bebes y niños pequeños la forma de transmisión puede ser por la inoculación de estos virus antes o durante el nacimiento, ya sea a través del canal del parto o por contaminación por el útero o la placenta. No obstante, no todos los niños desarrollarán la infección; son precisos otros factores como los genéticos, ambientales, inmunológicos o la predisposición individual.
También es posible la infección por auto-inoculación cuando el niño, padeciendo de verrugas en manos o pies se infecta al tocarse sus genitales o, bien, por hetero-inoculación cuando es manipulada la zona ano-genital del niño por un adulto que las padece y tenga una higiene deficiente. Por todo ello es importante realizar un seguimiento activo durante los controles pediátricos de niños con padres o madres que padezcan la infección.
«Los virus del papiloma humano en niños infectan tanto la piel como las mucosas, dependiendo del tipo. Aunque en algunas ocasiones la enfermedad permanece asintomática, en otros casos pueden provocar la aparición de verrugas cutáneas en las manos y pies; o en la mucosa genital, denominándose en este último caso, condilomas acuminados», detalla el doctor Philipps.
En lactantes y preescolares lo más habitual es que se manifieste en forma de papilomas verrugosos en la zona del escroto, vulva, pene y ano. Mientras, los casos de papiloma oral y laríngeo, se transmiten con mayor asiduidad durante el parto. En la mayoría de las ocasiones el organismo elimina por sí solo la infección en un plazo de entre uno y dos años. Menos de 20 de los más de 100 tipos de papiloma virus existentes son considerados altamente carcinogénicos de alto riesgo y si la infección progresa pueden originar lesiones precancerosas que es posible que evolucionen hasta provocar un cáncer invasivo.
«En general son alrededor de 40 los que tienen capacidad para producir una infección y de ellos los serotipos 16 y 18 son responsables del 70% de todos los cánceres del cuello de útero», asegura el pediatra.
Así pues, se utilizan los términos de virus de alto o bajo riesgo para clasificar a los diversos microorganismos de HPV según la mayor o menor capacidad que tienen de transformar células normales en cancerosas. El período que se desarrolla entre el contagio de la enfermedad y su progresión hacia un tumor maligno suele durar unos diez años en la edad adulta.
En niños se desconoce el período medio de incubación. Esto no es impedimento, en cualquier caso, para evitar su posible desarrollo a través de medidas preventivas que impidan el desarrollo del cáncer de cérvix, su consecuencia más habitual. Este cáncer es el tumor relacionado con una infección más frecuente del mundo y el más habitual en el sexo femenino después del cáncer de mama.
Las infecciones del cérvix a causa por VPH son muy comunes, especialmente entre mujeres jóvenes, hasta el punto de que al menos, el 80% de ellas se habrán infectado con más de un tipo de este virus, desde el momento en el que comiencen a mantener relaciones íntimas y a lo largo de su vida.
«Los adolescentes varones también pueden padecer el virus del papiloma humano pero en su caso es poco frecuente que derive, como en las mujeres, en cáncer. De hacerlo, el más habitual desarrollado a partir del VPH es el de pene. El resto de tumores malignos pueden desarrollarse en ambos sexos», detalla el doctor Philipps.
Respecto al tratamiento, este dependerá de factores como el tipo de lesión, su número y localización pero en general, ante las verrugas se optará por su eliminación mediante cremas, crioterapia, electrocoagulación o láser. Para las lesiones precancerosas es recomendable la cirugía extractiva, al igual que en las cancerosas, en las que puede ser preciso también agregar la quimio y radioterapia.
En cualquier caso, «ante el virus del papiloma humano y las graves consecuencias que puede ocasionar, en caso de producirse el cáncer, los mejores métodos son los preventivos para evitar su aparición como es la vacunación en edad preadolescente»; concluye el especialista en Pediatría de Hospital Perpetuo Socorro.