Suele tratarse de infecciones bacterianas aunque también puede deberse a virus, hongos o parásitos. El síndrome clínico de la sepsis no lo provocan las propias bacterias sino la respuesta no controlada del sistema inmune, que puede generar una reacción inflamatoria en órganos distantes a la lesión inicial, explica la especialista en Medicina Interna de HPS, Nieves Jiménez.
Cualquier infección puede desembocar en una sepsis pero es más usual en caso de infección del torrente sanguíneo, conocida como bacteremia; neumonía; infección renal o abdominal. Las bacterias resistentes a los medicamentos constituyen también una causa frecuente así como un sistema inmunitario debilitado por trasplantes o ante enfermedades como el cáncer, la diabetes, la cirrosis o el VIH, entre otras.
Su diagnóstico no es sencillo. Se ha elaborado una lista de las seis señales más comunes estudiadas. Se trata de la ausencia de orina, escalofríos o dolor muscular, dificultades para hablar o confusión, graves dificultades para respirar, sensación de debilidad y manchas en la piel o decoloración. Puede presentarse fiebre pero también reducción de la temperatura corporal, disminución en el recuento de plaquetas, aumento de la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca o ambas a la vez.