El asma ocupacional es el que se debe a causas y condiciones atribuibles a un determinado medio laboral y no a estímulos que se encuentran fuera del trabajo. En ocasiones, los síntomas pueden persistir fuera del entorno laboral. Este tipo de asma es desencadenada por la exposición laboral pero puede condicionar la vida diaria fuera del trabajo a quien la padece y los síntomas pueden persistir incluso años después de suspender esa actividad si la exposición ha sido muy prolongada. De ahí la importancia del diagnóstico precoz. El asma ocupacional puede ser alérgico o no alérgico según los mecanismos inmunológicos implicados. El intervalo de tiempo desde que se produce la exposición hasta el desarrollo de los síntomas, período de latencia, varía considerablemente de uno a otro, indica el especialista en Alergología de HPS, José Ángel Cumplido Bonny.
Son los mismos síntomas que para cualquier tipo de asma: tos, sibilancias respiratorias, asfixia y opresión torácica principalmente. Cuando el mecanismo implicado es alérgico, frecuentemente se asocia a rinitis. Es más, los síntomas nasales aparecen con antelación al asma casi siempre.
El asma puede afectar o agravar el estado de quien ya la padece, en este caso se llama asma exacerbada en el trabajo ya que empeora la enfermedad previa por la exposición laboral. Los desencadenantes pueden ser alérgenos, irritantes o estímulos físicos. De hecho, determinar esta diferencia es importante para el pronóstico y tratamiento. No obstante, una historia de asma previa no excluye que pueda desarrollarse también asma ocupacional sin ser una exacerbación del ya existente.
El asma ocupacional supone ya la enfermedad respiratoria de causa profesional más frecuente en la mayoría de países industrializados. De hecho se estima que en torno al 10-15% de todos los casos de asma en adultos tienen un origen laboral.
Existen distintos parámetros que determinan su aparición y desarrollo. Entre los mismos destacan el tipo de alérgeno ante el que se ve expuesto el paciente y su concentración, la forma y el grado de tal exposición. No es lo mismo que una persona se vea afectado menos horas que más, que el contacto sea más o menos directo o que el agente sea poco o muy intenso. Pero no son estos los únicos factores. También influyen de forma importante las características del propio sujeto, como factores genéticos de susceptibilidad, sus enfermedades previas o que sea fumador, un factor que incrementa el riesgo.
Las profesiones más peligrosas en este sentido son, según el Estudio Europeo de Salud Respiratoria (ECRHS), la de pintor, panadero, técnico de laboratorio, empleado en industrias relacionadas con el plástico y la goma, soldador y limpiador. Respecto a las sustancias se encuentran los isocianatos, las harinas, los persulfatos utilizados en peluquería y los productos de limpieza, entre otros.
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