El mal tiempo coincidiendo con un pico en la incidencia de la patología, una mutación de la gripe más agresiva y el progresivo envejecimiento de la población, que aumenta las complicaciones, son algunos factores que pueden estar contribuyendo a incrementar los efectos y gravedad de la gripe.
El mayor problema, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, es que puede estar afectando especialmente a la desestabilización en pacientes con enfermedades crónicas, especialmente entre grupos con factores de riesgo, indica la doctora María José Domínguez Lozano, especialista en Neumología de HPS.
En general, las personas con mayor riesgo y posibilidades de complicaciones son los mayores de 65 años, las mujeres embarazadas, niños de seis meses a dos años, personal sanitario, personas con obesidad, inmunodepresión o enfermedades crónicas. Según los datos que se manejan por parte de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III, la mortalidad y hospitalizaciones se están concentrando especialmente en mayores de 64 años, sobre todo con factores de riesgo. Aproximadamente la mitad de estos pacientes no se habían vacunado. Por otro lado está presentándose en general con menor gravedad en el resto de perfiles más vulnerables ante la gripe.
Entre las complicaciones más frecuentes que pueden llegar a revestir gravedad, además del empeoramiento de las afecciones cardíacas o respiratorias, se encuentran la bronquitis, neumonía o bronconeumonía, la afectación de los músculos por inflamación de los mismos, los problemas cardíacos por inflamación del musculo cardiaco, miocarditis, o del tejido que lo rodea, pericarditis o una combinación de ambas, las afecciones del sistema nervioso como encefalitis o meningitis y de gravedad más importante los síndromes de insuficiencia respiratoria aguda o fallo multiorgánico.
Las complicaciones de la gripe se presentan, generalmente, después de algunos días de enfermedad y tras signos de mejora. Las señales de alerta incluyen fiebre alta, que puede estar acompañada de escalofríos; dificultad para respirar; tos con mucosidad sanguinolenta; dificultad para respirar y/o espiración rápida; dolores de pecho y sibilancias. En cualquier caso, si se está en un grupo de riesgo debe acudirse al médico ante los primeros síntomas sin esperar a aquellos que indican posibles complicaciones.
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