¿A qué va ligada la obesidad?

27 enero, 2020

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una enfermedad de origen multifactorial y crónica que se caracteriza por un aumento del tejido graso en nuestro organismo. El experto en nutrición y dietética del HPS, José Luis Caballero, señala que una persona es obesa cuando tiene más del 25% de tejido graso sobre el peso corporal total en los hombres, y del 30% en las mujeres. “No debemos confundirla con otros estados que cursen con aumento de peso como puede darse en personas con gran desarrollo muscular, los cuales serían personas corpulentas pero no obesas”, indica el doctor.

Hay un pequeño porcentaje de obesidades que son de origen endógeno, donde podríamos encuadrar una serie de patologías endocrinológicas como enfermedades del tiroides, suprarrenales y gonadales. Pero la mayor parte de las obesidades son de origen exógeno, ambientales, es decir, relacionadas con el estilo de vida y costumbres que tenemos respecto a la alimentación y la actividad física.

La obesidad aparece cuando existe un desequilibrio mantenido entre el aporte energético de la alimentación y el gasto de esta energía dependiente de la actividad física. La carga genética está sin duda involucrada asimismo en la aparición de la obesidad. Pero esos mismos genes existían desde el origen del ser humano aunque no existía un alto porcentaje de obesidad.

No hay ningún motivo que justifique que descuidemos nuestra salud. Mañana puede ser el día ideal para empezar a cuidarnos. En primer lugar debemos marcarnos objetivos realizables, realistas y comprobables, con pequeñas metas que nos puedan reafirmar en los objetivos. No hay que tener excesiva prisa. Se trata de un camino del que hay que ir disfrutando y en el que aprender de los obstáculos que surjan en el proceso.

Planifica la compra de alimentos. Una buena dieta comienza en el supermercado. En la cesta de la compra debe destacar la presencia de verduras, hortalizas y frutas además de pescados, carnes o aves. De lo que sí podríamos prescindir en esa cesta sería de los refrescos, bollería y alimentos de alto contenido calórico y de escaso o nulo valor nutricional. Si son pocos los kilos a perder, con sólo estos consejos y un poco de vida físicamente activa, casi seguro que será suficiente. Si la necesidad de perder peso es mayor, como en el caso de la obesidad, debe ponerse en contacto con un profesional que planifique una dieta día a día, semana a semana. No se deje llevar por consejos que puedan estar de moda no fundamentados científicamente y personalice sus objetivos.

El plan de alimentación debe ser variado en cuanto a grupos de alimentos, con recetas culinarias que pueda compartir con el resto de la familia. No se trata de comer como si estuviera enfermo sino todo lo contrario. Si es una persona con poca actividad física, es aconsejable comenzar con pequeños paseos con cierta regularidad y si ya posee una forma física algo desarrollada es el momento de dar un paso más exigente. La actividad física no nos la debemos tomar como un castigo sino debe ser placentera, realizando los paseos por zonas agradables a la vista y a unas horas sin calor.

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