La fisioterapia es la ciencia y el arte del tratamiento físico, es decir, el conjunto de métodos, actuaciones y técnicas que, mediante la aplicación de medios físicos, curan y previenen las enfermedades. Asimismo promueven la salud, recuperan, habilitan, rehabilitan y readaptan a las personas afectadas de disfunciones psicofísicas o a las que se desea mantener en un nivel adecuado de salud, según el Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas.
También recoge que su objetivo último es promover, mantener, restablecer y aumentar el nivel de salud de los ciudadanos a fin de mejorar la calidad de vida de la persona y facilitar su reinserción social plena.
«La fisioterapia ha ido adaptándose a las necesidades sociales, evolucionando desde un fin exclusivamente terapéutico hasta participar de forma importante en la prevención y en el mantenimiento de la salud de las personas. El fisioterapeuta es un profesional sanitario con formación universitaria», explica la doctora Raquel Rodríguez Sánchez, especialista en Medicina Física y Rehabilitación de Hospital Perpetuo Socorro con motivo del Día Mundial de Fisioterapia que se celebra este mes.
Las enfermedades que más frecuentemente afronta la rehabilitación son las del aparato locomotor, constituido por los sistemas nervioso, músculo-esquelético y articular. En este sentido se incluyen pacientes con enfermedades reumáticas como artritis, artrosis, espondiloartropatías inflamatorias, la rehabilitación tras cirugías de prótesis de cadera o rodilla, fracturas, neuropatías periféricas por atrapamiento, entre otras. También se trata habitualmente dolor crónico benigno de origen músculoesquelético (a nivel cervical, lumbar, o en cualquiera de las articulaciones de miembros superiores o inferiores) o enfermedades o problemas neurológicos como accidente cerebro-vascular, traumatismo craneoencefálico, lesión medular, esclerosis múltiple o enfermedad de Parkinson o polineuropatías.
No obstante, también se tratan patologías que afectan al aparato respiratorio, al aparato cardiovascular, al suelo pélvico, al sistema linfático (linfedema) y se realiza tratamiento de pacientes con amputación de extremidades.
Así pues, «el tipo de paciente más común es el que tiene afección del aparato locomotor, sobre todo trastornos músculo-esqueléticos y articulares, agudos o crónicos. En la consulta de rehabilitación un gran porcentaje de pacientes consultan por dolor o patología a nivel lumbar, cervical, en hombros o en rodillas, entre otros. Es frecuente la patología traumática, en deportistas o secundaria a caídas casuales o accidentes. El rango de edades es muy amplio y variable en función de la patología», detalla la doctora Rodríguez.
Entre los tratamientos más empleados en fisioterapia se encuentran la cinesiterapia, que consiste en el tratamiento a través del movimiento, ya sea activo, pasivo o activo-asistido; la termoterapia, basada en la aplicación de calor sobre el organismo a través de cuerpos materiales que presentan una temperatura elevada o la crioterapia, que implica la aplicación del frío sobre el organismo con un fin terapéutico. Otra tratamiento común es la electroterapia, en la que se aplica radiación electromagnética y otras formas de energía al organismo (quedan excluidas las radiaciones ionizantes), con el fin de producir sobre él reacciones fisiológicas y biológicas que generan en el paciente un efecto terapéutico. Se emplean la estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS), la onda corta, las microondas, los ultrasonidos (es una forma de energía mecánica), el láser, la magnetoterapia.
«La electroterapia tiene un lugar establecido en la práctica terapéutica y la evidencia sugiere que cuando la modalidad apropiada es aplicada a la dosis correcta, ésta puede contribuir de forma significativa a mejorar la clínica del paciente. En la práctica actual es más un complemento al tratamiento que una terapia aislada, aunque depende cada caso concreto», especifica la especialista.
Respecto al abordaje, el paciente debe ser previamente diagnosticado y valorado por el médico rehabilitador, que es quien prescribe el tratamiento adecuado a su patología y situación teniendo en cuenta sus antecedentes personales, su historia clínica y su exploración física. El fisioterapeuta aplica el tratamiento prescrito al paciente y enseña pautas en relación a su proceso, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones no es un tratamiento pasivo o únicamente pasivo, sino que se requiere que el paciente participe de forma activa en su proceso de rehabilitación. Se va realizando un seguimiento del paciente por el terapeuta y el médico, para ver la respuesta al tratamiento y realizar las variaciones oportunas según sea la evolución.
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