La mayoría de las veces están relacionadas con técnicas de juego inadecuadas, sobre todo en jugadores inexpertos. Aunque no suelen ser graves, el tratamiento en general sigue los mismos principios que para otros deportes y, con cierta frecuencia, requiere de una intervención quirúrgica
El pádel es un deporte que se juega en una superficie dura y relativamente pequeña. El número de licencias ha aumentado en los últimos años al ser un deporte que puede practicarse en casi todas las edades aunque con ciertas restricciones en mayores.
Su actividad entraña gran cantidad de movimientos que afectan a las extremidades inferiores, con giros, saltos y gran combinación de arranques y frenados. La columna está asimismo muy implicada debido a los giros y flexo-extensiones que son frecuentes para alcanzar la pelota y los miembros superiores, especialmente al disputarse bolas por encima de los hombros.
Aunque no son muy habituales se observan bastantes más lesiones de las que se piensa generalmente. La mayoría de las veces están relacionadas con técnicas de juego inadecuadas, sobre todo en jugadores inexpertos.
En lo referente a las lesiones, hay que distinguir dos grandes grupos: las inferidas por otro jugador y las producidas en el propio deportista. «En el primer grupo tenemos fundamentalmente los golpes producidos por la raqueta, que pueden alcanzar cualquier parte del cuerpo. Dado que el espacio en el que se juega no es muy grande, especialmente cuando los jugadores no tienen experiencia, el ánimo por alcanzar todas las bolas puede poner en peligro a su compañero», explica el doctor Gerardo Garcés, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de HPS.
