Esta semana, continuamos con el asesoramiento del Doctor Gerardo Garcés, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de Hospital Perpetuo Socorro y jefe de los servicios médicos de la Unión Deportiva Las Palmas.
Fracturas óseas en el pie
Las fracturas de los huesos del pie tienen un mecanismo similar a los esguinces, aunque con una energía mayor. Normalmente el paciente notará una sensación de crujido acompañado de un dolor intenso e hinchazón inmediata. Aunque puede moverse con dificultad, no hay que esperar una impotencia funcional como en el caso de las fracturas de tobillo. Sin embargo sí que es muy demostrativo el paciente no podrá apoyar el pie lesionado y los síntomas señalados sugieren el diagnóstico con gran certeza. Una vez sospechado, hay que trasladar al paciente a un centro hospitalario para realizarle un estudio radiológico.
Si no se tiene experiencia en su interpretación, estas fracturas pueden pasar desapercibidas debido a la gran cantidad de huesos y líneas que hay que valorar. Ante la duda es recomendable realizar una tomografía axial computarizada (TAC) para llevar a cabo un diagnóstico de certeza que permita una orientación terapéutica adecuada.
El tipo de fractura condiciona el tratamiento. En las fracturas no desplazadas de los huesos del pie puede bastar con una inmovilización en yeso. El problema es que a veces se requieren incluso 2-3 meses para la consolidación con las consecuencias de atrofia y rigidez que ello implica. Esto hace que muchos médicos aconsejen una estabilización quirúrgica de la fractura, seguida de movilización precoz protegiendo el pie de carga. Cuando la fractura afecta a los dedos, la mayoría de las veces basta con unir el dedo lesionado al adyacente con una tira de esparadrapo o similar, como en el caso de los esguinces. Ello permite que la fractura vaya consolidándose sin los problemas de la inmovilización excesiva.