Los riesgos del varicocele

1 julio, 2019
Martín Alfredo Stagnaro, especialista en Urología de HPS

El varicocele consiste en la dilatación, tortuosidad y agrandamiento de las venas del plexo pampiniforme del escroto. Se presenta en el 15% de los varones y hasta en el 40% de aquellos hombres que tienen diagnóstico de infertilidad. Se trata de una patología que puede provocar infertilidad y ante la que es importante concienciar durante el actual Mes Mundial de la Esterilidad.

Asimismo, es muy infrecuente antes de los 10 años de edad, pero con posterioridad su incidencia aumenta rápidamente en el grupo entre los 10 y los 19 años, situación que se estabiliza y es comparable con la de los adultos.

«Aproximadamente el 90% de los casos se manifiesta del lado izquierdo y en un 10% de los casos puede aparecer de forma bilateral. Se ha observado además un incremento significativo en su prevalencia en los familiares de primer orden, especialmente entre hermanos, que tienen varicocele diagnosticado», explica el doctor Martín Alfredo Stagnaro, especialista en Urología de Hospital Perpetuo Socorro.

Origen desconocido

Respecto al origen de su aparición, se desconoce su causa exacta en el caso de los varicoceles primarios y seguramente responde a mecanismos multifactoriales, pero el resultado final es una dilatación patológica de las venas que drenan en el testículo. La vena espermática derecha desemboca en la vena cava inferior de manera oblicua mientras que la vena espermática izquierda lo hace en ángulo recto en la vena renal izquierda, lo que puede explicar en gran medida el alto índice de varicocele del lado izquierdo en relación al contralateral.

Por su parte, los varicoceles secundarios pueden ser el resultado de compresiones externas de los paquetes venosos producidos por tumores abdominales o masas en el trayecto inguinal.

Todo ello puede afectar a la fertilidad masculina debido a que la dilatación venosa actúa sobre la función testicular bajo mecanismos que no son concluyentes en absoluto.

Temperatura

Existen múltiples teorías explicando este daño sobre la función testicular. Entre ellas se encuentra la posibilidad de que la dilatación venosa provoque aumento de la temperatura escrotal y testicular y con ello, podría verse alterada la generación de espermatozoides. El aumento de la presión sanguínea a través de los testículos afectaría la función del mismo, el estancamiento de la circulación sanguínea testicular produciría disminución de la presión de oxígeno y deterioraría el metabolismo testicular. Asimismo se podrían generar desechos y metabolitos desde las glándulas suprarrenales que llegarían al testículo por una inversión del flujo sanguíneo de las venas afectadas y finalmente, existirían alteraciones endocrinas con modificaciones hormonales que podrían afectar la función testicular, detalla el doctor Stagnaro.

Alteración de la calidad

Los efectos dañinos del varicocele pueden traducirse principalmente en modificaciones de la función testicular, por ende en la generación de espermatozoides de calidad alterada y también en fallos en el crecimiento y desarrollo testicular.

Existen algunos síntomas que pueden alertar de su aparición pero suelen estar relacionados con la edad del paciente. «Durante la adolescencia, el varicocele es generalmente asintomático y en raras ocasiones produce dolor pudiendo ponerse de manifiesto a través de la exploración del propio paciente que nota algo extraño en su bolsa escrotal, o bien por parte del pediatra en su revisión rutinaria», explica el urólogo.

Por su parte, el paciente adulto puede acudir por notar algo diferente entre un testículo y el otro, puede percibir diferencias significativas de tamaño entre ambos testículos, también puede consultar por dolor testicular o incluso porque no logra embarazo luego de un tiempo que entiende razonable.

En cualquier caso, es importante destacar que muchos varicoceles no generan ningún tipo de sintomatología y que aproximadamente el 80% de los pacientes que tienen varicocele son fértiles, con lo cual no siempre deriva en esterilidad.

Revisión meticulosa

Respecto a la forma de detectar esta patología, algunos varicoceles se diagnostican clínicamente por parte del médico a través de una revisión meticulosa que incluye una valoración con el paciente de pie en un ambiente con temperatura cálida y agradable y luego el examen físico con el paciente recostado en la camilla. La exploración física puede verse dificultada por la presencia de hidrocele (líquido intratesticular), cirugías testiculares previas u obesidad mórbida, entre otras cuestiones.

El examen físico permite establecer distintos grados de varicocele. El grado I es cuando sólo es palpable estando de pie el paciente y haciendo maniobra de Valsalva (fuerza abdominal), grado II cuando se lo palpa con facilidad en bipedestación y grado III cuando estando el paciente parado, se lo puede observar y apreciar a simple vista.

La ecografía doppler color escrotal es la prueba complementaria más tolerada y no invasiva que mejor se adapta al diagnóstico de esta patología.

Sin síntomas específicos

El seminograma o análisis de la cantidad y calidad del semen, no es una prueba por sí misma en los pacientes con varicocele. Cuando este estudio se ve alterado, puede reflejar una disminución del número de espermatozoides, alteraciones en las formas de los mismos o que su movilidad no sea la adecuada.

En definitiva, una enfermedad que puede afectar a la función testicular, lo que explica que provoque en ocasiones infertilidad y que no suele presentarse con síntomas específicos lo que, como ante otras patologías, resalta una vez más la importancia de realizarse controles urológicos periódicos que garanticen un correcto estado de salud en todos los ámbitos, concluye el especialista en Urología de HPS.