El cáncer presenta una gran complejidad y su denominación engloba a las patologías en las que hay células anormales que se multiplican sin control y que pueden invadir los tejidos cercanos. Estas células también pueden diseminarse hasta otras partes del cuerpo a través del torrente sanguíneo y el sistema linfático.
Gracias a los avances científicos sus tasas de curación están mejorando. Y como cualquier patología importante no se cura por un especialista en concreto sino por un equipo multidisciplinar. En el mundo de las nuevas tecnologías, en el que se propagan informaciones a una elevada velocidad, corren ríos de tinta con falsos mitos relacionados con el cáncer.
No existe una dieta anticáncer ni un régimen de la longevidad ni tampoco son fiables las pseudoterapias, que no suelen tener una evidencia científica. Las falsas dietas milagros no ayudan a nada y, por el contrario, en ocasiones pueden debilitar la masa muscular.
Gran parte de la población con acceso a la atención sanitaria puede resolver satisfactoriamente todos los problemas relacionados con la salud, aunque cuando se habla de estas pseudoterapias, su complementariedad con la medicina tradicional enmascaran su ineficacia. Los promotores de este tipo de dietas confunden el concepto de curar el cáncer con prevenirlo. En cualquier caso, la mayoría de las dietas existentes que promocionan tal efecto tampoco contribuyen a su prevención o a eliminarlo.
Entre las primeras dietas que frecuentemente se encuentran relacionadas con esta patología está la de la vitamina C. Es evidente que esta vitamina aporta numerosos beneficios pero no cura el cáncer.
Tampoco es verdad que cuando nos referimos a superalimentos hablemos de productos muy ricos en nutrientes, aunque es verdad que aportan un complemento a una dieta equilibrada y un mejor estado nutricional.