La esterilidad es un trastorno del sistema reproductor que puede afectar tanto a los hombres como a las mujeres e incluso tener un origen mixto debido a ambos. El índice de afectación se estima en torno a un 15-20% de las parejas en edad reproductiva según la Organización Mundial de la Salud, situándose España como uno de los países a nivel europeo en los que se practica un mayor número de tratamientos de fertilidad. Para concienciar e informar sobre esta problemática se celebra en junio el Mes Mundial de la Esterilidad desde hace más de diez años.
Su origen puede deberse a múltiples causas y registrar diversos grados de importancia por lo que es necesario realizar un estudio de fertilidad para determinar su existencia y el tratamiento a seguir cuando se detecta. Estas medidas han de llevarse a cabo cuando una pareja mantiene relaciones sexuales de manera frecuente, por ejemplo a días alternos, sin utilizar ningún método anticonceptivo durante un período que supera el año de duración sin que se produzca un embarazo.
«Para solucionar este trastorno, en primer lugar hay que llevar a cabo un estudio de ambos integrantes de la pareja para detectar la causa de la esterilidad», explica la doctora Rafaela Pilar Cruz, especialista en Ginecología de Hospital Perpetuo Socorro.
Hay que diferenciar la esterilidad de la infertilidad femenina: «Una mujer estéril no puede tener un embarazo al no ser posibles la fecundación, porque no se produce la unión de óvulo y espermatozoide; o la implantación del embrión y, en definitiva, la gestación no se produce. Mientras, la infertilidad aparece porque, aunque se da la fecundación y la implantación, el embarazo se interrumpe antes de su finalización», detalla la ginecóloga.
Tanto la esterilidad como la infertilidad se dividen en primaria o secundaria en función de si aparece desde la primera vez que se intenta la concepción o si surge tras haber tenido un embarazo previo sin problemas, por lo que es importante tener en cuenta que haber tenido un hijo no imposibilita problemas posteriores en este ámbito.
Las causas más frecuentes de la esterilidad femenina son los problemas de ovulación, la obstrucción de las trompas de Falopio, la endometriosis, cuestiones hormonales, edad avanzada o alguna enfermedad crónica. Las malformaciones en los órganos sexuales, obstrucciones en el cuello del útero, pólipos endometriales, enfermedad inflamatoria pélvica, cambios del PH que dificulten la fecundación o malformaciones uterinas son también responsables así como factores genéticos o inmunológicos.
Otras circunstancias a tener en cuenta pese a no pertenecer al ámbito estrictamente ginecológico pero con repercusión reproductiva las conforman el consumo de medicamentos tradicionales, de herboristerías y homeopáticos, así como de tabaco, alcohol y otras drogas.
Asimismo es aconsejable contar con un índice de masa corporal adecuado y evitar el sobrepeso, incluso en pacientes sin problemas de ovulación. Eliminar todos estos factores de riesgo, mantener una correcta alimentación y practicar ejercicio físico pueden colaborar para conseguir que se produzca la gestación. De hecho, acudir a consulta cuando se decide buscar un embarazo es muy aconsejable de cara a establecer algunas medidas previas como por ejemplo medir la presión arterial y realizar analítica general con serologías para investigar la inmunización frente a rubeola y si procede una vacunación previa a una posible gestación así como el estado serológico frente a lúes, VHB, VHC y VIH. Para diagnosticar una posible esterilidad es necesaria la realización de una entrevista clínica, exploración física y el análisis de hormonas como la FSH o la AMH, entre otras, que sirvan para medir la reserva ovárica de la mujer y estudiar su capacidad reproductiva.
Por otro lado, y aunque la esterilidad suele detectarse al estar más de un año buscando un embarazo, lo cierto es que en el algunos casos puede presentar síntomas previos dependiendo de su causa. Por ejemplo, las irregularidades o alteraciones menstruales, la incomodidad o el dolor que producen algunas patologías que propician la esterilidad pueden denotar la posible existencia de la misma. No obstante, lo más frecuente es que no haya ningún tipo de señal que indique su existencia.
En cualquier caso, es más que recomendable acudir anualmente a realizarse una revisión completa existan o no sospechas de posibles patologías para prevenir y detectar de forma precoz cualquier anomalía y garantizar desde el primer momento un embarazo lo más seguro posible, concluye la especialista en Ginecología de Hospital Perpetuo Socorro.