Es una infección aguda y autolimitada que suele estar causada por el virus Epstein-Barr. Su contagio suele producirse a través de los líquidos corporales, especialmente la saliva. Por eso se le conoce popularmente como la enfermedad del beso aunque también puede propagarse a partir de las pequeñas partículas de saliva esparcidas tras toser o estornudar o al compartir vasos, cubiertos o cualquier otro utensilio con alguien que la padezca. Además es posible su contagio a través de la sangre y contacto sexual, indica el Especialista en Medicina Interna de HPS, Daniel Fuertes.
Su mayor incidencia se produce en la adolescencia y juventud y con menor frecuencia se produce en niños pequeños.
Los síntomas como norma general aparecen entre cuatro y seis semanas tras el contagio y no siempre aparecen todos ellos. Entre los mismos se encuentra:
- Dolor de garganta y amígdalas inflamadas;
- Fiebre, generalmente elevada;
- Fatiga, erupción cutánea e hígado, bazo o ambos inflamados
- Rinitis, edema de párpados o erupciones maculopapulosas
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