Control del niño sano, cuidados hasta los dos años

27 noviembre, 2017

Prevenir y detectar enfermedades así como estimular el desarrollo de los más pequeños son los objetivos principales del control del niño sano, como se alude a las consultas pediátricas periódicas que buscan garantizar un crecimiento saludable de forma integral y que analizamos con motivo del Día Universal de la Infancia.

Estos controles se desarrollan desde el nacimiento hasta la finalización de la adolescencia pero sin duda, la época que requiere de mayor número de consultas son los dos primeros años de vida, dada la mayor rapidez en la que en esta fase se produce el desarrollo y la mayor fragilidad a tan tierna edad. Y es que el pediatra no es sólo el médico que trata las patologías que va padeciendo y al que acudir ante una fiebre excesiva o un episodio diarreico. Su labor es también poder anticipar cualquier problemática que pueda afectar al niño durante sus primeros años comprobando cómo se va produciendo su desarrollo; respondiendo las dudas que pudieran surgir en los padres, especialmente en los primerizos; y facilitando pautas para que tal desarrollo se produzca con las mayores garantías.

Entre estas pautas se encuentran información sobre la aplicación de vacunas y su calendario, cuyo seguimiento contribuye a reducir, incluso eliminar, la incidencia de muchas enfermedades infecciosas graves; las necesidades alimentarias en cada etapa e incluso consejos para evitar intoxicaciones o accidentes así como prevenir otros futuros como la obesidad. Todo ello da idea de la importancia que estas visitas periódicas tienen durante el desarrollo del niño.

Cada control supone una evaluación integral que incluye un examen físico completo y registro de peso, talla y perímetro craneano, entre otras medidas, para determinar si el crecimiento es adecuado y se produce de forma equilibrada y correcta para su edad y sexo, lo que permite además determinar posibles afecciones. En estos controles se irá informando y asesorando asimismo respecto a la alimentación necesaria, ya sea lactancia materna o preparados para bebés en un primer momento, y posteriormente sobre los alimentos y cantidades según el desarrollo y forma de introducción en la dieta del pequeño así como aquellos que pueden presentar riesgos alergénicos. El grado de madurez que van alcanzando los diferentes órganos también se ven controlados en estas consultas periódicas comprobando la visión, la sonrisa social, cuándo comienzan a sentarse, gatear o caminar de forma coordinada, o su reacción a sonidos para verificar la audición, por poner varios ejemplos.

En cualquier caso, la pauta recomendada si todo transcurre adecuadamente, es que el primer control, tras los producidos justo después del nacimiento, se realice durante la primera semana de vida, continuando con controles mensuales hasta los seis meses, que pasan a ser bimensuales a partir de los seis meses y hasta el año si todo se mantiene en parámetros normales. En esta situación las visitas al pediatra durante el segundo año serán trimestrales. De esta forma será posible garantizar un correcto desarrollo del bebé y un diagnóstico precoz de cualquier afección que pueda aparecer.

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