Estudiar los cambios estructurales y funcionales de las células, tejidos y órganos que constituyen la base de la enfermedad. Es la Anatomía Patológica, una disciplina que en su variante asistencial analiza muestras para poder determinar la posible existencia de patologías, su alcance, pronóstico y otros datos de interés de cara al tratamiento.
Ginecología, dermatología, aparato digestivo o cirugía son algunas de las especialidades que con más frecuencia hacen uso de esta unidad que se caracteriza por su rapidez, con pruebas que rara vez tardan más de una semana en entregarse; y transversalidad, al colaborar con todos los servicios que lo precisen.
Procesado de citologías, líquidos corporales, estudios inmunohistoquímicos, biopsias de piezas complejas como vesícula o colon; pruebas específicas para diferenciar tipos de lesiones y su existencia, como por ejemplo para confirmar o descartar una sospecha de linfoma y el tipo, en caso de existir, o ante posibles patologías cutáneas. Multitud de pruebas son posibles en este laboratorio de última generación de Hospital Perpetuo Socorro, al más puro estilo del CSI pero destinado a la lucha contra la enfermedad mediante el diagnóstico. Incluso biopsias intraoperatorias de cirugía torácica para pulmón, que se realizan mientras el paciente permanece en la mesa del quirófano y que por tanto requieren de una enorme rapidez para garantizar una mayor seguridad y eficacia en la intervención quirúrgica. En estos casos las muestras se cortan en el microtomo de congelación, se tiñen y van al microscopio para que los resultados se obtengan en unos 10-15 minutos.
El proceso habitual, en cualquier caso, comienza en el ordenador con el registro de las muestras, paso en el que se le pone número. Para las biopsias se continúa en la mesa de tallado, en la que se realiza una observación detallada tras la que se registra el peso y se establece una descripción macroscópica para elaborar el informe además de seleccionar, si la muestra es muy grande, la zona donde se sospecha de la existencia de una lesión colocándola en unos clasificadores llamados casetes.
El siguiente paso es el procesador de tejidos, donde se colocan en formol y se aplica alcohol para deshidratar y xilol para que retenga la parafina que se añade para que la muestra mantenga su morfología. El objetivo final es cortar tales muestras mientras se mantienen estiradas para llevarlas a la estación de inclusión, en el que se forman unos bloques que una vez fríos se cortan para colocar en portaobjetos que se llevan al teñidor, en el que las muestras se adhieren al cristal del portaobjetos en el que se observarán finalmente en el microscopio, se rehidratan y se coloran para rehidratarlo y por último, se añade un segundo portaobjetos para que la mezcla no se estropee con aire y se conserve muchos años. Las citologías, por su parte, requieren de un tratamiento menos complejo antes de llegar teñidas al microscopio, donde el patólogo las analiza para emitir un diagnóstico, que puede obligar a utilizar nuevos cortes si existen dudas.
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