El cáncer de testículo es un tumor maligno que afecta a varones jóvenes en términos generales, entre la tercera y cuarta década de la vida. De hecho, representa entre el 1% y 2% de todos los tumores en el hombre, pero es la neoplasia más frecuente en jóvenes entre 15 y 34 años de edad, explica el doctor Martín Stagnaro, especialista en Urología de Hospital Perpetuo Socorro. Su incidencia se está incrementando en todo el mundo, principalmente en la población de Occidente, habiéndose duplicado la misma a lo largo de las tres últimas décadas. Así mismo, y contrario a este incremento en su incidencia, el índice de mortalidad ha ido disminuyendo en la mayoría de los países europeos, entre otras cosas por los avances en los tratamientos actuales y en el manejo multidisciplinario de la enfermedad.

Existen diversos tipos de tumores testiculares, con una gran división general entre aquellos que son de origen germinal (seminomatosos y no seminomatosos) y los que se forman en el tejido no germinal. Respecto a la sintomatología, «generalmente aparece como una masa unilateral indolora o como hallazgo casual en una exploración rutinaria. Aproximadamente un 20% de los casos debuta con sensación de dolor testicular y en un 10% de los pacientes su cuadro remeda el de un proceso inflamatorio. En ocasiones puede aparecer sensación de peso testicular y a veces, el antecedente de un golpe o traumatismo genera una exploración que puede poner de manifiesto la presencia de un tumor testicular». Además, continúa el doctor, «pueden detectarse otros hallazgos indicativos de enfermedad diseminada y no localizada ya en el escroto como tumores o masas palpables en el abdomen, en el territorio supraclavicular (ganglios por encima de la clavícula) o incluso ginecomastia (agrandamiento de las glándulas mamarias en varones)

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