La diarrea es uno de los problemas más frecuentes durante la infancia. Se caracteriza por el aumento del número y/o por la disminución de la consistencia de las deposiciones, en general más líquidas de lo habitual. En verano suelen ser frecuentes por la mayor facilidad de contaminación de los alimentos por el calor. Además de por bacterias, pueden ser provocadas por virus, que son más frecuentes en la edad pediátrica, y en menor medida, por parásitos, indica Alfredo Suárez, coordinador del Servicio de Urgencias de Pediatría de HPS.

También algunos medicamentos, especialmente los antibióticos, los trastornos funcionales y las intolerancias alimentarias pueden desencadenarla. No siempre es fácil distinguir su aparición ya que la cantidad y el volumen de las heces pueden variar entre los niños, e incluso en el mismo niño dependiendo de la época, especialmente en los bebés.  No siempre puede prevenirse pero hay medidas que pueden contribuir a evitarla, y una de las medidas más eficaces para ello es la higiene de manos. Hay que lavarse y lavar a los niños las manos con agua y jabón con frecuencia, antes de preparar los alimentos, antes y después de comer, después de ir al baño y al cambiar los pañales a los bebés. También es recomendable usar agua de calidad garantizada para el consumo, respetar la cadena de frío con los alimentos y seguir las indicaciones dadas por el pediatra.

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