En otoño hay mayor inestabilidad climática, suele llover más y aumenta la humedad en el ambiente, lo que supone un caldo de cultivo ideal para que se multipliquen los ácaros y con ellos, los episodios de alergia. «Al bajar la temperatura, se tiende a mantener abiertas durante menos tiempo las ventanas y esta menor ventilación, favorece la proliferación de los ácaros», indica el Especialista en Alergología de HPS, José Ángel Cumplido Bonny.
Alergias en otoño
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