Tiene una de las sonrisas más contagiosas con las que te puedes topar, de esas que desprenden optimismo, entusiasmo, vigor, y vida. Mucha vida.
Nunca la verás de mal humor, no la oirás quejarse ni ponerle mala cara a situaciones complicadas, y no es de extrañar una vez que conoces a Ana Berriel, ya que tiene motivos de sobra para sonreírle a la vida y relativizar absolutamente cualquier situación que no tenga como telón de fondo la palabra ‘cáncer’.
Casualidades de la vida, días antes de la celebración del Día Mundial del Cáncer de Mama de hace cinco años, Ana entraba en quirófano para emprender una de las reuniones más complicadas a las que se enfrentaría, una cita con su propio cuerpo y una batalla que no había hecho más que comenzar. La enfermedad había llamado a su puerta y la única opción era plantarle cara sin miramientos ni reproches. Y eso hizo. “De esto se sale. Hay que tener mucha psicología interior, ánimo y fuerza. El cáncer no debe poder con ninguna de nosotras. No hay que encerrarse en una misma, hay que hablarlo, exponer el problema y buscar un entorno que ayude y comprenda. No hay que evitar la palabra cáncer. Hay que gritarla y lucharla”, explica Ana.
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre la población femenina. En Canarias 1 de cada 9 mujeres lo padecerán a lo largo de su vida. Los especialistas recalcan que concienciar a las mujeres sobre la importancia de conocer las técnicas de autoexploración mamaria, las revisiones periódicas y la mamografía son fundamentales para poder detectarlo a tiempo. “Hay que revisarse cada año y a partir de los 30 años consultar, no hay que dejarse ir para cogerlo a tiempo. Yo al Hospital Perpetuo Socorro le debo mucho, estuvo desde el primer instante conmigo, con un seguimiento extremo y tratándome con un cariño elogiable. Tenemos unos profesionales estupendos que cuentan con tecnología punta en la detección precoz. Qué la mamografía no pase por alto en la vida de ninguna mujer, que se revisen, acudan al ginecólogo y no se salten ninguna cita. La prevención es el mejor tratamiento”, indica.
Aún no tiene el alta, pero llegar a los cinco años es vital. Y ella lo sabe.
Continúa con tratamiento de Tamoxifeno, una terapia que reciben las pacientes después de la quimioterapia y radiación para reducir el riesgo de recurrencia del cáncer. Ana es a fecha de hoy una superviviente del cáncer de mama, el tumor más frecuente en las mujeres occidentales, y es que en nuestro país se diagnostican alrededor de 25.000 nuevos cánceres de mama al año, una enfermedad grave, pero que se puede curar si se detecta a tiempo. “Hay que informarse, no hay que tener miedo. Gracias a un diagnóstico a tiempo yo frené su extensión. Cada una de mis cicatrices me recuerdan que soy fuerte, que lo peleé y lo seguiré combatiendo”, relata Ana.
El cáncer es una carrera de fondo a la que no te invitan. Un trayecto obligatorio cuyo precio es la detección precoz. Una visita a tiempo cambia el curso del sino y por ello la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer (AECC) incide en que un diagnóstico precoz es vital, pues las posibilidades de curación pueden ser del 100%.
Esta grancanaria de 47 años es una de tantas miles de mujeres españolas que han bregado contra este demonio y lo ha vencido. Una heroína que ha mirado a los ojos hostiles de su adversario y le ha dicho “haré lo que sea para vencerte y curarme. Hasta las últimas consecuencias”, asegura.
A otras mujeres, madres, hijas, amigas, compañeras, todas igual de valientes, con una vida llena de objetivos y sueños, de quimeras, de proyectos, el cáncer también les sorprende a la vuelta de la esquina, pero a un 11% no les acompaña la misma suerte. La investigación, por tanto, es fundamental. Es su salvoconducto para vencer. Las actuales líneas se dirigen hacia una oncología personalizada y precisa, donde a cada paciente se le aplique la mejor opción terapéutica según su tipo de cáncer concreto. Una enfermedad que como indica la AECC, tiene una progresión definida y es clave investigar en todas sus fases para poder atacarla en cualquiera de los estados en los que se encuentre. La buena noticia, es que la cantidad de mujeres que mueren por cáncer de mama ha disminuido a un ritmo constante gracias a la detección y las mejoras en los tratamientos.
“Voy a sonreír hasta el último día. Estoy aquí y elijo vivir”, concluye Ana.