La meningitis bacteriana es una inflamación aguda de las meninges ocasionada por bacterias y afecta a todos los grupos de edad, pero es más frecuente en niños menores de 4-5 años y en adolescentes. «El riesgo infantil es alto al padecer una meningitis bacteriana debido a la inmadurez de su sistema inmunitario y a la especial agresividad de los microorganismos que producen esta patología. Esta mezcla de circunstancias hace que se pueda producir un alto índice de secuelas en un cerebro en pleno desarrollo, y por eso es tan importante el diagnóstico precoz para comenzar el tratamiento cuanto antes», relata el doctor Alfredo Suárez, especialista en Pediatría y responsable de la unidad de Urgencias de Pediatría del Hospital Perpetuo Socorro.

 De hecho se estima que la meningitis bacteriana puede provocar hasta en un 25% de los casos secuelas importantes como sordera, epilepsia y retraso en el desarrollo psicomotor, y el índice de mortalidad se sitúa en torno al 5% en países desarrollados.

No obstante, su prevalencia y gravedad se han visto reducidas en los últimos años gracias a la vacunación, a métodos de detección más precisos y a la aparición de antibióticos cada vez más eficaces en su tratamiento. Las meninges son unas membranas que recubren todo el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y, entre otras cosas, intentan evitar el paso de microorganismos.

Las bacterias que producen meningitis bacteriana generalmente colonizan la nasofaringe y desde aquí pasan a través de la sangre hasta el sistema nervioso central donde producen la infección y la consiguiente respuesta inflamatoria de las meninges. Para diagnosticarla y ante la sospecha clínica, es necesaria la realización de unos análisis de sangre y una punción lumbar. «La punción lumbar es una técnica que consiste en la obtención de líquido cefalorraquídeo para su análisis, y su realización no se debe demorar ante la sospecha clínica de meningitis para poder iniciar cuanto antes el tratamiento adecuado.

El tiempo de inicio del tratamiento es especialmente importante en las meningitis bacterianas ». En cualquier caso la prevención es la mejor fórmula para combatir esta peligrosa enfermedad, y por eso es tan importante completar el calendario de vacunas recomendado que incluye varios de los principales microorganismos responsables de esta patología. «No existe sólo una vacuna para la meningitis ya que son varios los microorganismos que pueden producirla y las vacunas protegen de forma específica de cada germen. A veces se generan dudas, pero no debemos confundir el calendario de vacunas recomendado por los comités científicos con el calendario de vacunas financiado por el servicio público de salud, pues los criterios de financiación pública pueden no ser los mismos que los usados para la protección individual. Pregunte a su pediatra para solucionar sus posibles dudas. Otra medida más general consiste en evitar en la medida de lo posible el contacto con personas infectadas», concluye el especialista en Pediatría de HPS.

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