‘Running’, un ejercicio antioxidante

10 December, 2018
El doctor René Lamar, especialista en Geriatría de HPS

Aunque no suele relacionarse la práctica del running y en general del ejercicio físico con personas mayores, lo cierto es que correr es una actividad muy saludable ante el proceso del envejecimiento. Para ello es importante que siempre se practique con mesura, previo control médico, al ritmo adecuado para la capacidad de cada persona y atendiendo a las señales que el cuerpo vaya indicando.

Y es que está más que demostrado en medicina basada en la evidencia que el incremento en los niveles de actividad física es una intervención muy efectiva orientada a la mejora de la salud en la población mayor de 65 años tanto a nivel físico como mental.

En este sentido, pruebas que pueden realizarse incluso caminando dada su corto recorrido y que no requieren de un especial estado de forma como la HPS San Silvestre de Las Palmas de Gran Canaria constituyen una oportunidad ideal para fomentar hábitos de vida saludables y comenzar con buen pie las celebraciones del fin de año.

Uno de sus beneficios más desconocidos del ejercicio físico en general y correr en particular es su efecto antioxidante y antiinflamatorio.

Deterioro

«El ejercicio físico se presenta como una potente herramienta que contribuye a la disminución de biomarcadores asociados al estrés oxidativo e inflamación, incrementando la respuesta antioxidante y antiinflamatoria durante el proceso de envejecimiento», explica el doctor René de Lamar, especialista en Geriatría de Hospital Perpetuo Socorro.

De hecho, el estrés oxidativo juega un papel importante no sólo como parte del envejecimiento normal, sino también por estar implicado en la patogénesis de múltiples procesos degenerativos que aumentan al envejecer. Esto se debe a que al cumplir años se produce paulatinamente un deterioro significativo de la síntesis de importantes enzimas antioxidantes favoreciendo la formación de radicales libres.

La evidencia científica acumulada a lo largo de las últimas décadas apoya que mantener en el tiempo estilos de vida saludables, entre los que ocupa un papel fundamental el ejercicio físico, disminuyen significativamente la prevalencia de enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, la aterosclerosis y la cardiopatía isquémica incluyendo la demencia en este grupo de población cada vez mayor.

En este mismo sentido se ha demostrado en diversos estudios la efectividad del ejercicio físico aeróbico y de resistencia basado en el fortalecimiento muscular para conseguir el mantenimiento da la autonomía, funcionalidad e incluso mejoría de la salud en general y calidad de vida en la población adulta, resalta el doctor Lamar.

Alteraciones metabólicas

Durante el envejecimiento se va produciendo gradualmente un proceso conocido como sarcopenia, que se caracteriza por una serie de alteraciones metabólicas relacionadas con una disminución en la densidad y función mitocondrial repercutiendo en la capacidad funcional y energética del músculo esquelético.

El tejido muscular sufre cambios estructurales y fisiológicos, lo que conlleva una disminución tanto en el tamaño como en el número de fibras, proceso que deriva en una lenta pero progresiva atrofia que se estima en aproximadamente un 1% de pérdida al año a partir de la cuarta década de la vida y que se acelera de manera galopante a partir de los 80 años de edad. A este proceso se suma una alteración en la composición y distribución del tejido adiposo relacionado con el deterioro de la fuerza y la capacidad funcional en adultos mayores.

«Existen claras evidencias de que la obesidad, la redistribución del tejido adiposo, las alteraciones metabólicas, el sedentarismo y la sarcopenia se convierten en factores clave en el aumento de estados oxidativos-inflamatorios que se ven minimizados por el ejercicio físico practicado con moderada intensidad y duración», asegura el geriatra.

Calidad de vida

Todo ello predispone a padecer múltiples problemas de salud y alteraciones metabólicas, como el desarrollo de la resistencia a la insulina, diversos factores de riesgo vascular e incluso el deterioro cognitivo que puede ser la antesala de procesos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, que se pueden contrarrestar con actividad física adecuada y continuada y el tan de moda running.

Como evidente contrapartida al deterioro de la salud, el ejercicio físico supone un hábito con muchos aspectos positivos y beneficiosos para vivir más años pero con calidad de vida, lo importante es dar el primer paso y comenzar, después se convierte en una necesidad, nos comentan muchos pacientes que practican ejercicio físico regularmente.

En cualquier caso, y para que todo sean beneficios, es importante calentar y estirar adecuadamente, correr de forma moderada, pausada y con tranquilidad empezando y concluyendo lentamente además de realizando los descansos adecuados evitando sobreesfuerzos peligrosos.

Asimismo, es más que recomendable realizarse un reconocimiento médico-deportivo que sirva para garantizar que no exista ninguna contraindicación para la realización de la actividad seleccionada y además para establecer unas pautas personalizadas para cada corredor sin que la edad suponga un problema, concluye el especialista en Geriatría de HPS.

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