La Organización Mundial de la Salud se propone reducir en un 25% las muertes prematuras por enfermedades no comunicables, de las que las cardiovasculares son la gran mayoría. Para invertir esta tendencia hemos de incrementar el esfuerzo en la prevención. Pero necesitamos todos algo más para adquirir una conciencia más proactiva. No es una cuestión baladí. La salud en general, y en concreto la salud cardiovascular, es un problema cuando mengua, pero es importante entenderla como un bien. A los que nos consultan por problemas de salud, seguimos buscando la fórmula infalible para convencerles de la importancia de seguir hábitos de vida saludables, al margen por supuesto de identificar y resolver la patología que ya pudiera albergar, indica Octavio Rodríguez, especialista en Cardiología de HPS.
Hay que prestar atención a factores como el tabaquismo, colesterol, hipertensión, obesidad, sedentarismo o diabetes. Y una óptica a nivel mundial permite observar cómo ciertos hechos no auguran aún buenos tiempos. Por ejemplo en la Copa del Mundo Brasil en 2014 hubo de ofrecer al público 4.000 asientos extra grandes para dar cobertura al incremento de población obesa asistente; el 33% de las mujeres mejicanas son obesas, y desde 1980 en Estados Unidos se ha doblado el número de niños con sobrepeso. En China, actualmente, se puede contar cerca de un tercio de la población mundial de fumadores y la diabetes se ha incrementado más del 50% en muchos países europeos en los últimos diez años, mientras cerca de un 23% de adultos son muy sedentarios. España no va a la zaga. El 50,5% de la población adulta a nivel nacional tiene hipercolesterolemia, una patología que duplica el riesgo de padecer una cardiopatía isquémica, esto es, infarto o angina de pecho; y la hipertensión mata el doble que hace diez años.
