Calambres, agotamiento y golpes de calor constituyen los trastornos por calor. Se producen cuando el organismo falla en poder regular la temperatura corporal, que está entre 35,5 a 37 grados centígrados, frente a la ambiental. Con el calor aumentan las cefaleas ya que a las personas que las sufren les influyen bastante las altas temperaturas, indica la especialista de HPS, Thais Álamo.

La deshidratación produce disminución de la memoria; esto ocurre cuando un adulto sano tiene una deshidratación superior al 2% del peso corporal. La sequedad ambiental producida por el calor intensifica los síntomas en pacientes con patologías respiratorias. También con el aumento de las temperaturas se modifica el estado anímico, pudiéndose llegar a presentarse irritabilidad, confusión y cambios bruscos del humor.

Lea más sobre la prevención ante las altas temperaturas y los trastornos por calor.