Paso firme con la cirugía de juanetes

18 février, 2020
Felipe Flemate, especialista en Traumatología y Cirugía Torácica HPS

Dolor, enrojecimiento, inflamación, callosidades e irritación y movimiento limitado. Son algunos de los síntomas que provocan los juanetes, también conocidos como hallux valgus. Es una deformidad que provoca que el dedo gordo (hallux) se desvíe en dirección lateral, hacia el resto de los dedos, desplazándolos y deformándolos, pudiendo llegar con el tiempo a cruzarse unos encima de otros, especialmente el segundo dedo sobre el primero. La protuberancia que esta deformidad provoca en el lado Interno del pie es lo que se denomina juanete.

Aunque parezca una cuestión más bien estética o de escasa importancia en muchos pacientes; lo cierto es que a veces puede resultar muy problemático, especialmente porque esta visión de problema menor en la mayoría de los casos evita un tratamiento precoz y dificulta su resolución. Debe tenerse en cuenta que esta patología es progresiva y se agrava con el tiempo, deformando de forma importante el dedo gordo y al resto, ocasionando dolor con la mayoría de zapatos, y si no se trata pronto puede no mejorar con dispositivos ortopédicos y precisar de cirugía para su corrección. Incluso es posible que se asocie con la artrosis, forzando medidas más agresivas para su tratamiento.

«La deformidad presenta una desviación Interna del primer metatarsiano, que provoca el ensanchamiento del antepié y que el primer dedo y metatarso del pie no puedan realizar de forma adecuada su labor de carga, transfiriéndola a los metatarsianos menores. Ello produce dolor metatarsal que puede acompañarse de deformidad en el resto de dedos, lo que se conoce como dedos en martillo», explica el doctor Felipe García Flemate, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de HPS.

Una vez que se acude a consulta y tras una anamnesis (entrevista al paciente para la confección del historial médico) se valora en conjunto toda la extremidad afectada, en especial el tobillo y pie, además de las alteraciones en la piel, situación vascular y neurológica de la pierna, la gravedad de los juanetes y el tratamiento más adecuado.

El tratamiento quirúrgico presenta más de un centenar de técnicas diferentes para la corrección de la deformidad, que depende siempre de la gravedad de los síntomas de la deformidad que presentan los juanetes del paciente, las alteraciones que causa y la mecánica de cada pie. Con la cirugía se puede conseguir alinear de nuevo los huesos desviados permitiendo que la articulación pueda volver a funcionar de forma adecuada, y se reduzca la deformidad. Básicamente existen dos tipos de técnicas, ambas perfectamente aplicables en la mayoría de los casos, pero con alguna preferencia en algún caso particular. La más tradicional es la cirugía abierta, que se puede realizar para corregir cualquier grado de deformidad, sobre todo cuando se precisa de un mayor espacio de acción para resolver las deformidades existentes y hacer las osteotomías requeridas (cortes en el hueso). Suele precisar además de tornillos, grapas o agujas especiales para corregir el ensanchamiento y ángulos no naturales que se hayan producido por la deformidad.

La cirugía percutánea perte-nece al ámbito de las intervenciones mínimamente invasivas y se realiza a partir de algunas pequeñas incisiones, lo que la hace apta en general para la mayoría de las deformidades, pero limitada en algunos casos muy graves con contracturas de los tejidos blandos o con situaciones de especiales complicaciones. A través de estas incisiones se actúa sobre el juanete resecándolo y sobre tendones y huesos, ya que también permite realizar osteotomías. Se distingue de la cirugía abierta fundamentalmente por el menor trauma que provoca, al tratarse de una herida mínima y que en la mayoría de los casos no precisa de los citados tornillos, placas o agujas especiales. Ello permite que se realice de forma ambulatoria (no requiere hospitalización).

Respecto al tiempo de recuperación depende de la gravedad de cada caso y las condiciones físicas de cada paciente pero en general deben transcurrir seis semanas hasta retirar el calzado ortopédico, con el cual se puede caminar desde el día de la intervención en trayecto cortos, pero no se recomienda conducir o caminatas largas hasta retirarlo. La recuperación completa para hacer vida normal puede variar de semanas hasta varios meses dependiendo del tipo de actividad que realice y el grado de deformidad. Por ello, «lo mejor es apostar por la prevención y acudir a consulta cuando se observe cualquier deformación en la zona ya que la detección precoz es fundamental para evitar el agravamiento de esta patología que no es reversible sin cirugía», concluye el doctor.

Causas y fórmulas de prevención

Entre las causas que pueden provocar los juanetes se encuentran los antecedentes familiares, ya que se hereda un tipo de pie con determinadas características que pueden facilitar su desarrollo; desórdenes neuromusculares o deformidades congénitas a los que se suman otros que aumentan el riesgo como los pies planos, los arcos de pie bajos o las enfermedades inflamatorias de las articulaciones. Así que, ante la existencia de cualquiera de estas características es importante prestar especial atención a la aparición de cualquier síntoma o evitar situaciones que impulsen su desarrollo.

Otras causas que favorecen su aparición son el calzado estrecho o de punta, que debe evitarse en lo posible optando por zapatos planos y anchos que no presionen los dedos. Las mujeres suelen verse afectadas con mucha mayor frecuencia, lo que suele atribuirse frecuentemente al uso de calzado estrecho y de tacón. De hecho, existen profesiones en las que puede aparecer con mucha más frecuencia dado que provocan un esfuerzo excesivo del pie; como por ejemplo los bailarines de ballet.

El sobrepeso y la obesidad deben asimismo evitarse como factores de riesgo añadido. Y es que en general los juanetes no se deben a un solo factor sino a varios que se conjugan a lo largo de los años. Asimismo, si ya han hecho su aparición de forma leve, es recomendable, además de la visita temprana a un especialista, utilizar zapato de punta ancha y de preferencia plano, e incluso plantillas y separadores interdigitales que atenúen el avance más rápido del hallux valgus.

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