Artroscopia, clave en las lesiones meniscales

17 février, 2020
Gerardo Garcés, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica HPS

Intervenir quirúrgicamente y/o examinar el interior de una articulación a través de pequeñas incisiones. Se trata de la artroscopia, la técnica más utilizada para tratar las roturas de los meniscos, bien sea necesaria su resección o sutura; en lesiones cartilaginosas y de los ligamentos cruzados. Los meniscos son dos estructuras semiblandas situadas entre el fémur y la tibia, habiendo dos en cada rodilla, uno interno y otro externo. Su función es la de amortiguar el choque entre los dos huesos citados durante los miles de movimientos que se producen diariamente al caminar o correr. Cuando no existen, generalmente tras extirparlos en una operación, la rodilla está condenada a sufrir una artrosis en pocos años. De ahí la importancia de conservar el máximo de estos importantísimos elementos de nuestra anatomía. Suelen romperse por un mecanismo brusco de giro en la rodilla, generalmente cuando el pie está anclado al suelo, mecanismo típico en personas jóvenes.

Los futbolistas son un ejemplo perfecto de este tipo de lesión, dados los giros que el regate y control del balón suelen provocar, explica el doctor Gerardo Garcés, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de HPS y jefe de los servicios médicos que el Hospital Perpetuo Socorro presta al equipo amarillo.

Sin embargo, a partir de los 45 años los meniscos están degenerados de forma natural y se rompen con mucha más facilidad durante las actividades de la vida diaria. Ello puede justificar algunos dolores referidos por personas mayores de esa edad, sin causa justificada. De hecho, aproximadamente un 30% de la población de más de 50 años tiene un menisco roto y no lo sabe porque no produce muchas molestias a diferencia de las personas mayores, donde muchas de esas roturas degenerativas pueden ser tratadas de forma conservadora, «las lesiones meniscales en pacientes jóvenes requieren siempre que sea posible un tratamiento mediante artroscopia para suturar el menisco lesionado. Muchas veces estas lesiones se asocian a roturas de los ligamentos laterales y del ligamento cruzado anterior. En estos casos si el deporte que practica el paciente entraña giros frecuentes de la rodilla, normalmente necesitará una intervención para sustituir el ligamento», asegura el también catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

La principal ventaja de la artroscopia es que al realizarse mediante pequeños cortes, el dolor postoperatorio es menor y la recuperación se produce de manera más rápida. No suele utilizarse anestesia general sino regional, bien raquídea o epidural, o del grupo de nervios de la zona que se va a intervenir, optándose por la local en algunos casos. Además, la disminución de la agresión quirúrgica que supone una cirugía tradicional abierta origina que la hinchazón postoperatoria disminuya, el paciente padezca menos dolor y tome menos analgésicos. El menor período de recuperación de la intervención permite que pueda mover antes la articulación y comenzar antes la rehabilitación, o incluso no hacerla en muchos casos, detalla el traumatólogo, y por todo ello, se considera una técnica clave ante las lesiones meniscales, concluye el doctor.

EL FANTASMA DE LA ARTROSIS

Hace algunos años, tras su rotura los meniscos eran extirpados, lo que conllevaba la aparición de artrosis, especialmente en los más jóvenes. Actualmente, se opta por la sutura siempre que sea posible, si bien para ello es necesario que la rotura se localice en la periferia del menisco (zona vascular). Las suturas están fabricadas en un material especial de alta resistencia y pueden ser colocadas artroscópicamente por cirujanos entrenados.

Si la rotura es muy compleja o se localiza fuera de la parte periférica, hay que proceder a la resección parcial o total del menisco, dependiendo de la extensión de la lesión. No obstante, el traumatólogo intentará conservar el máximo del menisco para que continúe ejerciendo su función aunque sea parcialmente. Dado que la ausencia de menisco condena a la rodilla a padecer una artrosis al cabo de los años, si es necesario realizar una extirpación de todo el menisco en un paciente joven, hay que aconsejarle evitar actividades que conlleven muchos impactos.

Actualmente, además, existe la posibilidad de colocar un injerto de menisco en este tipo de pacientes. Dicho injerto puede ser tomado de un cadáver (al igual que un riñón o un corazón), aunque también hay meniscos artificiales que pueden dar un resultado aceptable si no hay una alta demanda física. La artroscopia se realiza mediante un telescopio e instrumental muy fino que se introduce a través de pequeñas incisiones. A través de una de ellos se introduce la óptica para poder observar en un monitor de televisión las acciones que se están acometiendo y mediante una o dos más el instrumental con el que se realizará la cirugía.

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