« La epitrocleitis se debe a movimientos repetitivos »

10 février, 2020

La epitrocleitis o epicondilitis medial es una dolencia crónica en el codo, casi siempre en el brazo dominante. También conocida coloquialmente como «codo de golfista» por la frecuencia en la que aparece en los asiduos a este deporte aunque también es usual en otros y en algunas profesiones que impliquen trabajo manual. Se debe a una sobrecarga repetida de la musculatura que flexiona los dedos y la muñeca, que se inserta en la zona medial (de «dentro ») del codo, indica el especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica, el doctor Carlos Thams.

Es mucho menos frecuente que la epicondilitis lateral o «codo de tenista», que afecta fundamentalmente a la zona externa de la musculatura extensora. Se asocia con frecuencia con neuropatía compresiva del nervio cubital, que hace que los pacientes a veces noten calambres en los dedos meñique y anular.

Afecta más a hombres que a mujeres entre los 20 y los 49 años. Como su propio nombre indica es frecuente entre los golfistas por los movimientos repetitivos e inadecuados en el giro de codo y muñeca y al cerrar los puños pero también en otros deportes como los de raqueta o que requieran lanzamientos reiterados como el béisbol, el tiro con arco o el rugby. Pero no se produce únicamente con la práctica deportiva sino que puede afectar a cualquier persona cuya actividad requiera el uso excesivo de esta articulación como la de quienes usan mucho el ordenador, los músicos, aficionados al bricolaje, trabajadores de la limpieza, pintores y albañiles, operarios de una cadena de montaje, mecánicos, carpinteros o jardineros entre otras profesiones. Se ha visto que tiene una relación estrecha con el tabaquismo, que además empeora el pronóstico.

Puede manifestarse con dolor y sensibilidad en la zona interna del codo, pudiendo irradiarse al antebrazo e intensificarse al levantar objetos, extender el brazo o cerrar el puño. Este dolor es posible que surja repentinamente o de manera gradual. La rigidez y debilidad en manos o muñecas pueden acompañarlo así como la sensación de adormecimiento u hormigueo, que puede extenderse hasta uno o más dedos.

El diagnóstico es principalmente clínico, es decir: ante la existencia de los síntomas referidos se realiza mediante una exhaustiva exploración física que descarte otras patologías similares o asociadas. De hecho, puede ser útil la realización de una ecografía de partes blandas y radiografías si existen dudas. En caso de sospecha de compresión de algún nervio se puede completar con un estudio de conducción nerviosa.

No es nada fácil tratar las epitrocleitis. Siempre se comienza con medidas conservadoras, intentando evitar en lo posible el gesto que provoca el problema. Para esto a veces es preciso hacer reposo relativo o adecuar el puesto laboral. Casi todos los pacientes mejoran con esto y con rehabilitación específica. En fumadores siempre es aconsejable el cese del tabaquismo. En casos más severos se puede tratar con medicación antiinflamatoria, aplicación de frio e incluso con inmovilizaciones transitorias (férulas). Las infiltraciones se pueden aplicar, pero no suelen ser tan resolutivas como en otras patologías. En casos crónicos de más de 6 meses de evolución la cirugía es una opción pero como último recurso, teniendo que haber probado previamente todas las opciones no quirúrgicas. La cirugía será especialmente útil en los casos que se acompañan de cuadros de compresión de nervios.

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