Tratamiento del VIH

16 décembre, 2019
El doctor Ángel Blanco Becerra, especialista en Medicina Interna de HPS

El VIH es un virus que se transmite mediante el contacto con los fluidos corporales de la persona infectada, principalmente a través relaciones sexuales o uso compartido de inyecciones. Una de las creencias erróneas más comunes es pensar que infectarse por VIH es lo mismo que tener SIDA, que es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

Cuando una persona se infecta por VIH puede permanecer asintomática durante años e incluso no llegar nunca a desarrollar la enfermedad conocida como SIDA, que no es más que la fase más avanzada de la infección. Por tanto, un falso mito muy extendido lo constituye el pensamiento de que las personas que tengan el virus de la inmunodeficiencia humana se sienten o parecen enfermas. Y es que, “como hemos dicho, se puede tener VIH durante años sin sufrir ningún síntoma.

De hecho, muchas personas lo sufren sin saber que están infectadas. Tras la infección, el virus continuará reproduciéndose y creciendo en el organismo, por lo que, aunque la persona afecta se encuentre bien, podría transmitir la enfermedad”, asegura el doctor Ángel Blanco Becerra, especialista en Medicina Interna de Hospital Perpetuo Socorro.

En cualquier caso, “hablar sobre infecciones de trasmisión sexual en general, y sobre el virus de la inmunodeficiencia humana en particular, suele ser delicado, siendo un tema difícil de conversar. Esto genera cierto oscurantismo en torno a este tipo de enfermedades y a su vez multitud de falsos mitos”, continúa el doctor Blanco Becerra. Los tratamientos anticonceptivos sirven exclusivamente para controlar la natalidad y evitar un embarazo no deseado, pero no ayudan a prevenir las infecciones de transmisión sexual. El preservativo es el único método anticonceptivo que previene el embarazo y reduce significativamente el riesgo de contraer VIH.

Buen control

Tampoco es cierto como suele darse por hecho que ser diagnosticado de VIH signifique una sentencia de muerte. Es verdad que hablamos de una enfermedad grave, potencialmente mortal y que no tiene cura, pero con los fármacos actuales se ha conseguido un buen control de la enfermedad, evitando su progresión y permitiendo a las personas afectas disfrutar de una vida saludable y con una esperanza de vida muy cercana a la de personas sanas. Esto es posible gracias al diagnóstico precoz y a los nuevos tratamientos, que son más eficaces y mejor tolerados. No obstante y desafortunadamente, el tratamiento antirretroviral no cura ni elimina la enfermedad. Los fármacos antirretrovirales controlan la multiplicación del virus, frenando y evitando la progresión de la enfermedad.

Por otra parte, es importante desmentir el falso mito de que es irrelevante suspender puntualmente el tratamiento. Si la medicación no se toma correctamente y sin interrupciones, el virus puede hacerse resistente al tratamiento, dificultando el control de la enfermedad y empeorando el pronóstico. Además, en esta situación aumentaría la carga viral, aumentando la probabilidad de transmisión y produciendo un avance de la enfermedad.

Es también falsa la creencia de que el tratamiento antirretroviral sea actualmente complicado y conlleve una limitación importante de la vida diaria. Es cierto que cuando apareció la enfermedad y se desarrollaron las primeras opciones de tratamiento, éstas eran poco efectivas y tenían pautas posológicas complicadas, que requerían tomar gran cantidad de pastillas a lo largo del día y que, además, tenían serios efectos secundarios. Afortunadamente hemos avanzado mucho en este aspecto y, a pesar de que el tratamiento no consigue la curación de la enfermedad, puede conseguirse un buen control de la misma tomando una sola pastilla al día y con muy pocos efectos secundarios.

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