Los peligros del pie diabético

15 Outubro, 2018

Úlceras que no cicatrizan ocasionando la amputación de las extremidades inferiores o infecciones de piel, hueso o acumulaciones de pus. Son dos de las principales complicaciones que puede provocar el pie diabético, una afección frecuente en las personas que padecen diabetes y que pueden poner en riesgo la vida. Canarias es una de las regiones con un mayor número de amputaciones anuales a nivel nacional por este trastorno.

La artropatía de Charcot, consistente en fracturas y dislocaciones que pueden originar graves deformaciones o la gangrena, resultado de la falta de circulación que priva de oxígeno a los tejidos cierran la lista de las principales complicaciones posibles.

Y es que la diabetes mellitus puede provocar serios problemas podológicos. Esta patología «suele afectar a los nervios ocasionando la pérdida de la función nerviosa normal, lo que se conoce como neuropatía diabética; y a las arterias, dificultando una circulación adecuada, esto es, ocasionando la aparición de la enfermedad vascular periférica. La neuropatía diabética suele ocasionar atrofia muscular, pérdida de sensibilidad y dolor. Mientras, la enfermedad vascular periférica aumenta el riesgo de gangrena y empeora la vascularización, dificultando la curación de las lesiones y heridas. Ambas circunstancias unidas afectan especialmente a los pies y dan lugar a lesiones que pueden ser de enorme gravedad si no se tratan a tiempo», explica el doctor Airam Betancor, especialista en Angiología y Cirugía Vascular de Hospital Perpetuo Socorro.

Falta de sensibilidad

El pie del diabético sufre en estos casos mayores posibilidades de sufrir lesiones, desde ampollas a cortes, quemaduras, ulceraciones o abrasiones. La falta de sensibilidad hace posible que no se detecten a tiempo llegando incluso a la ya citada amputación. De hecho, se estima que la mitad de las amputaciones de miembros inferiores en el mundo se produce en diabéticos y es esta afección la primera causa de amputaciones no traumáticas en los países desarrollados. Asimismo, el 15% de los pacientes con diabetes desarrollará una úlcera a lo largo de su vida, principal causa de amputación.

Tales estadísticas, no obstante, «no significan que todas las diabetes desembocan en el pie diabético pero sí puede ser consecuencia de la enfermedad, especialmente si a un mal control de los niveles excesivos de glucosa en sangre característicos de esta patología se le suman otros factores como hipertensión arterial, tabaquismo y colesterol alto», puntualiza el doctor Betancor.

De hecho, en ocasiones es posible que se determine la existencia de la diabetes tras detectar los trastornos que ocasiona en los pies. La diabetes mellitus tipo 2 es la variedad más frecuente y se presenta en sus fases iniciales de forma asintomática, por lo que se estima que más de la mitad de las personas que la padecen no lo saben. Lo mismo puede ocurrir con el pie diabético dada la pérdida de sensibilidad que provoca y ocasiona que sea posible padecer lesiones sin que la persona afectada se percate salvo con un examen periódico del estado de sus pies. Una revisión ineludible en el caso de que la diabetes haya sido diagnosticada.

En cualquier caso, la aparición de hormigueos y calambres, de úlceras en la piel y la ausencia de sensibilidad son los principales síntomas de su existencia. De hecho, «en caso de no existir úlceras hablamos de pie de riesgo aunque precisa igualmente de controles periódicos por parte de un especialista, cuya frecuencia marcará el nivel de riesgo existente y el seguimiento de ciertas pautas», detalla el angiólogo.

La piel

Otras señales menos habituales que es posible que surjan son la decoloración de la piel, cambios en su temperatura, hinchazón, estrías, heridas con o sin secreción o deformaciones. Ante cualquiera de estas señales es importante acudir, especialmente si aparece una úlcera, a una unidad de Angiología y Cirugía Vascular como la existente en Hospital Perpetuo Socorro. Un departamento que trabaja en coordinación con el resto de áreas para ofrecer un tratamiento multidisciplinar que incluya un control adecuado de la diabetes.

Y es que la detección precoz es fundamental para evitar úlceras graves que puedan producir amputaciones o que resurjan con el tiempo. El tratamiento prescrito por el especialista dependerá de la gravedad de las lesiones y del propio pie diabético. Incluye la pauta de algunas medidas a seguir en el día a día que se acompañan, dependiendo de la situación de cada paciente, de acciones no quirúrgicas como las curas de enfermería y los antibióticos adecuados frente a las infecciones, que si son de gravedad pueden desembocar en una cirugía eliminando el tejido degenerado y, si fuera imposible, la amputación parcial del pie o mayor de la extremidad.

Ojo al calzado

La mayoría de las heridas se localizan en la planta o en las zonas de apoyo, como los nudillos de los dedos. Por eso debe evitarse el calzado inadecuado, los calcetines incómodos o ir descalzos, ya que pueden lesionarse o quemarse sin notarlo. Por ello no debe caminarse sin zapatillas por la playa ya que no se percibirá si la arena está demasiado caliente para evitar quemaduras, por ejemplo. Dejar de fumar, consultar anualmente el estado de los pies con un especialista, sobre todo si se padece diabetes, autoexplorarse los pies y acudir al especialista rápidamente ante cualquier síntoma son la base, junto al seguimiento de algunas pautas de vida, para detectarlo a tiempo y conseguir la mayor eficacia posibl e con el tratamiento menos invasivo y adaptado a cada caso, concluye el especialista en Angiología y Cirugía Vascular de Hospital Perpetuo Socorro.

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