« El frío aumenta la posibilidad de sufrir un ataque cardíaco »

22 janvier, 2018

Durante el invierno se producen una serie de cambios en el medio ambiente y en el estilo de vida de las personas que favorecen la aparición o el empeoramiento de las cardiopatías. Así pues, las enfermedades cardiovasculares (ECV) aumentan durante el invierno más de un 20%. Por cada grado de descenso de la temperatura se incrementa un 2% la posibilidad de sufrir un ataque cardíaco, indica el especialista en Cardiología de HPS, Vicente Nieto.

Entre los cambios medioambientales que producen esta situación se encuentra la contaminación atmosférica, que aumenta y esto no sólo afecta a las enfermedades respiratorias sino también a las cardiovasculares. Al tener menos horas de sol disminuye la cantidad de vitamina D en nuestro organismo y esto favorece la aparición de hipertensión y diabetes factores determinantes en la aparición de este tipo de patologías.

Las comidas se hacen más copiosas con mayor cantidad de grasa para luchar contra el frío y por las celebraciones navideñas, lo que aumenta los niveles de colesterol, que constituye el principal factor de riesgo cardiovascular, y la ingesta de sal, que favorece la aparición de hipertensión. Además, el frío propicia que se haga menos ejercicio físico y se favorece el sedentarismo ya que se está mejor calentito en casa.

Los efectos de las bajas temperaturas en el sistema cardiovascular conllevan un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático, lo que genera un incremento de la frecuencia y del gasto cardiaco. Asimismo, se produce un aumento de la secreción de hormonas vasoactivas (adrenalina, vasopresina, etcétera) que favorecen la vasoconstricción, lo que genera un aumento de la presión arterial. También aumenta el fibrinogeno (una de las principales proteínas en la formación de coágulos), se produce una disminución de las defensas del organismo y una menor capacidad de respuesta del organismo ante una complicación, como puede ser una infección. Todo ello favorece el aumento en la producción de infartos anginas y accidentes cardiovasculares, como el desarrollo de arteriosclerosis.

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