Correr aporta sin duda múltiples beneficios para nuestra piel pero también puede acarrear algunos problemas dermatológicos si no se siguen algunas pautas. Irritaciones, infecciones, ampollas, lesiones en las uñas, eczemas o rozaduras y cáncer de piel por exposiciones prolongadas al sol durante su práctica son algunos de los riesgos existentes que no obstante pueden evitarse fácilmente para disfrutar únicamente de sus ventajas, indica la doctora Nieves Martín, especialista en Dermatología de HPS.
La población en general conoce ya la importancia del uso de fotoprotectores pero cuando se practica ejercicio hay que tener en cuenta que la sudoración incrementa el riesgo de quemadura, por lo que, aunque debe utilizarse siempre antes de salir de casa, cuando practicamos running resulta aún más importante su uso. Por ello debe aplicarse una protección igual o superior a SPF30 una media hora antes de salir a correr y reforzar su efecto con el uso de gafas de sol y gorra. No hay que olvidar fotoproteger las zonas más sensibles como orejas, nuca, laterales del cuello y coronilla. Además, es recomendable evitar las horas centrales del día y renovar la aplicación cada dos horas. Aunque tendemos a pensar que sólo se propaga radiación solar en los días despejados, también está presente en los días nublados. Por ello hay que protegerse de los rayos de sol siempre, en invierno y en verano, los días nublados y los despejados.
Es recomendable evitar materiales sintéticos y optar por ropa con alta permeabilidad al agua, ya que la humedad puede favorecer procesos infecciosos puesto que el sudor puede resultar un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de bacterias. De esta forma pueden evitarse afecciones como los forúnculos o la foliculitis oclusiva por calor, que es un posible resultado del uso de materiales no transpirables, fricción o presión de la ropa.
Aquí es necesario tener en cuenta varios aspectos ya que los pies son una de las zonas más delicadas ante el running. En primer lugar es aconsejable optar por el uso de calcetines de algodón o de secado rápido para evitar la humedad y la fricción que pueden tener como consecuencia la aparición de ampollas, dermatitis de contacto o infecciones por hongos o bacterias. El calzado es otro aspecto básico que debe cuidarse meticulosamente. Es preciso que no resulte estrecho para que no apriete los dedos y provoque daños en las uñas además de no ajustarlo demasiado o dejarlo excesivamente suelto. De esta forma pueden prevenirse callos, hematomas subungueales, uña incarnata o incluso desprendimientos, para los que también deben cortarse adecuadamente.
Tras concluir la carrera es importante quitarse la ropa húmeda lo antes posible y ducharse para retirar todas las toxinas e impurezas que se han eliminado a través de las glándulas sudoríparas y que pueden obstruir los poros y ser perjudiciales ante afecciones como el acné, por ejemplo. Un meticuloso secado, especialmente entre los dedos de los pies, impide la aparición del pie de atleta, entre otras infecciones, y por último, hidratarse. Además, beber agua tras el ejercicio, así como antes y durante el mismo, es recomendable para mejorar la circulación y oxigenación, lo que redunda en una piel más sana.
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