Rosácea: la enfermedad crónica del rubor

15 mai, 2017

La rosácea se caracteriza por un eritema facial asociado en muchas ocasiones, ante un brote inflamatorio, a edema y síntomas como sensación de calor, picor y escozor en la zona del eritema, explica la doctora Nieves Martín, especialista de HPS en Dermatología.

Se trata de una enfermedad benigna que aunque no pone en riesgo la vida, sí es cierto que las molestias o quemazón con los que cursa y las consecuencias estéticas en algunos casos puede provocar graves problemas de autoestima en quienes la padecen. A nivel clínico, «esta patología se caracteriza por una hipersensibilidad de la piel facial, junto con la aparición de eritema y lesiones papulopustulosas en la región centrofacial que empeoran con el sol. A diferencia del acné, la afectación extrafacial es rara y presenta un curso típicamente crónico con exacerbaciones», explica la doctora.

Suele afectar especialmente a personas de piel clara entre 30 y 60 años, con mayor prevalencia en mujeres, sobre todo durante la menopausia. En relación al color de la piel, la rosácea es mucho más frecuente en fototipos claros. No obstante, cualquiera puede padecer esta patología en la que la rapidez en el establecimiento del diagnóstico es fundamental para frenar su avance.

Conozca los cuidados y el tratamiento de la rosácea.